Por María Isabel Alvarez
Gerente General de BASF Ecuatoriana

 

Todos anhelamos el equilibrio en nuestras vidas. ¿Quién no desea que todo encaje perfectamente? Sin embargo, enfrentamos un desafío considerable debido a las demandas competitivas y la presión social para mantener altos estándares en todos los roles. Según un informe de Gallup (junio de 2024), el 41% de los empleados a nivel mundial experimenta niveles elevados de estrés diario en el trabajo, afectando tanto su calidad de vida como la productividad global con una disminución anual del 3%

El equilibrio entre la vida empresarial y personal es crucial y desafiante para todos, sin importar el género. Tanto hombres como mujeres enfrentan la tarea de equiparar roles, pero desde mi perspectiva, existe cierto grado de escepticismo respecto a la idea de un balance perfecto, pues la vida real más bien se asemeja a un péndulo que oscila de acuerdo a las circunstancias.

Con la teoría del péndulo, propongo que es inevitable que en distintos momentos de la vida nos inclinemos más hacia un aspecto u otro. Este movimiento pendular es natural, ya que la vida no es lineal; tiene altibajos en todos los ámbitos. Reconocer y aceptar estos cambios nos permite dar la importancia adecuada a cada área en el momento oportuno, manteniendo así una coherencia que nos conduce al equilibrio. Este concepto es esencial para gestionar nuestras responsabilidades y roles de manera efectiva.

Ahora bien, mi trayectoria en BASF, que comenzó hace más de 20 años, respalda la idea del equilibrio pendular. Inicié como recepcionista y asistente de ventas tras una “casualidad” que me llevó a una entrevista con el gerente alemán Gottfried Schule. Desde entonces, mi carrera profesional transcurrió por diversas unidades de negocio mientras que simultáneamente mi vida personal también iba evolucionando, y en ese camino fui aprendiendo que cada aspecto tiene su tiempo y lugar.

En la industria química, era inusual ver mujeres encabezando liderazgos, pero con el tiempo hemos ganado justamente la participación que desde siempre hemos merecido, siendo así que el 44% de los liderazgos en BASF Ecuador son ocupados por mujeres. Sin embargo, a pesar de estos avances, todavía enfrentamos desafíos como la brecha salarial, el acceso equitativo a la educación y a las oportunidades laborales.

Además de ser CEO de BASF, soy madre de tres hijos de 16, 12 y 5 años, lo que a menudo compite con mis obligaciones en el trabajo. Mi teoría del péndulo sostiene que en ciertos momentos debemos concentrar más esfuerzo en el trabajo, y en otros, en la familia. La clave está en volver a un punto de equilibrio que nos permita manejar ambas áreas de nuestra vida de manera efectiva y real.

Lograr este equilibrio requiere disciplina, una gestión eficiente del tiempo y adaptabilidad, lo cual es un reto en un mundo lleno de distracciones digitales. La motivación es importante, pero son la disciplina y la voluntad las que nos permiten cumplir con nuestras responsabilidades y alcanzar la excelencia.

Aceptar nuestra vulnerabilidad y pedir ayuda cuando sea necesario también es vital. Nadie puede hacerlo todo solo, y reconocer esto es un acto de humildad y generosidad hacia nosotros mismos. En mi trayectoria, he aprendido a valorar la ayuda y las diferentes perspectivas que otros pueden ofrecer, independientemente de su posición jerárquica.

En BASF, nos esforzamos por fomentar un entorno que valora la diversidad y el equilibrio. La empresa se preocupa genuinamente por sus colaboradores, permitiéndonos ser exitosos tanto en el ámbito profesional como en el personal. Este enfoque ha sido fundamental para mi crecimiento y para el de muchas otras mujeres en la empresa.

Cada uno de nosotros debe encontrar su propio camino para lograrlo, adaptándose a las circunstancias y aprovechando el apoyo disponible. Creo firmemente que podemos ser felices y exitosos en ambos ámbitos, sin tener que renunciar a nuestros sueños ni a nuestras responsabilidades. La resiliencia y la capacidad de adaptación son esenciales para navegar los desafíos y alcanzar nuestras metas.

Ayn Rand, filósofa y escritora rusa, afirmaba con convicción: “Lo que logres en la vida es el resultado de tu propio esfuerzo”. Este poderoso mensaje resuena en BASF, donde seguimos este principio. Como el péndulo que impulsa el equilibrio, buscamos siempre ser nuestra mejor versión y dejar una huella positiva en todo lo que hacemos.