Por: Dirección de Estudios CIG
Xavier Andrade / Iván Pisco / Leonard Quinde

 

Uno de los mayores desafíos de la economía ecuatoriana en años recientes ha sido impulsar la generación de puestos de empleo pleno o adecuado, es decir, aquellas plazas de empleo que se caracterizan por una jornada ordinaria de trabajo y que ofrecen una remuneración igual o superior al salario básico.

Esta problemática ha estado presente incluso desde antes de la pandemia, y aunque en meses recientes ha existido una mejora gradual de los niveles de empleo adecuado respecto a las caídas que se registraron en 2020, dichas mejoras han sido insuficientes para recuperar los máximos niveles observados en años anteriores.

A enero de 2022, según las últimas cifras del INEC, a nivel nacional la población con empleo adecuado fue de 2.813.259 personas, lo que representó que solo 33 de cada 100 personas que conforman la Población Económicamente Activa (PEA) lograron ocupar una de estas plazas de empleo. El resultado a enero-2022 representó además una reducción del empleo adecuado de más de 106 mil plazas en comparación a lo observado a diciembre-2021, además de ubicarse 732.542 plazas por debajo del máximo nivel observado históricamente (alcanzado a diciembre de 2014, teniéndose que en dicho período 49 de cada 100 personas que conformaban la PEA lograron ocupar uno de estos puestos de empleo). Ver gráfico No. 1

Si se considera la situación laboral de las poblaciones masculina y femenina, a enero-2022 se observó que la PEA a nivel nacional se compuso de 3,58 millones de mujeres y de 4,93 millones de hombres, es decir que las mujeres representaron en dicho período el 42% de la PEA, ligeramente por encima del promedio de 41% observado entre 2007 y 2021. Es válido señalar, que en términos poblacionales (es decir, considerando el total de la población), según las últimas estimaciones del INEC (2020), en Ecuador las mujeres representan aproximadamente el 50,5% de la población total, por lo que es posible observar rápidamente la existencia de un segmento de la población femenina que permanecen en inactividad laboral (es decir, que no trabajan ni están disponibles para trabajar, esto indistintamente de su edad), siendo algo que ocurre prácticamente en igual magnitud a nivel urbano o rural, esto considerando que a nivel de las áreas urbanas la PEA se compone de un 41,9% de mujeres, mientras que a nivel de las áreas rurales lo hace de un 42,3%.

Si se considera únicamente la población con empleo adecuado, de los 2,81 millones de personas que ocuparon una de estas plazas a enero-2022, solo 920.860 fueron mujeres, equivalentes al 33% del total de este grupo, teniéndose además que dicho resultado representó una reducción de 76.566 plazas respecto a diciembre-2021, y una pérdida de 208.583 de estas plazas respecto diciembre-2014 (período en el que se alcanzó el máximo número de plazas de empleo pleno ocupadas por mujeres).

Si se considera lo que ocurre únicamente a nivel de la población femenina, se tiene que a enero-2022 solo 26 de cada 100 mujeres que conformaron la PEA femenina lograron ocupar un puesto de pleno empleo, mientras que otras 67 de cada 100 mujeres se mantuvieron en puestos identificados como de empleo inadecuado (subempleo (18 de cada 100) + empleo no remunerado (21/100) + otro empleo no adecuado (28/100)), y otras 7 de cada 100 se mantuvieron en el desempleo. Cabe señalar que entre 2007 y 2021, se tiene que en promedio 33 de cada 100 mujeres que conformaban la PEA femenina lograron ocupar un puesto de pleno empleo. Ver gráficos No. 2 y 3

Debido a las múltiples iniciativas y acciones orientadas a promover la inclusión laboral femenina, en años recientes ha sido posible observar una mayor presencia de las mujeres en los diferentes ámbitos y campos de las diversas actividades económicas y productivas, incluso en algunas consideradas tradicionalmente como actividades para hombres, aunque es necesario reconocer que en ciertos sectores económicos los cambios han sido mínimos.

Según las últimas cifras disponibles del INEC, a enero-2022 la actividad económica que mayormente ocupa mujeres fueron las de servicio doméstico (teniéndose que el 96% de los puestos de empleo pleno de dicho sector fueron ocupados por mujeres); de enseñanza y de servicios sociales y de salud (64%); y de servicios financieros en general (49%), mientras que aquellas con menor demanda laboral femenina fueron las de petróleo y minas (apenas 3 de cada 100 plazas de empleo adecuado en dicho sector fueron ocupadas por mujeres); construcción (3%), y suministro de electricidad y agua (5%).

En cuanto a la evolución de la demanda laboral en términos del nivel de ocupación de hombres y mujeres, entre 2014 (diciembre) y 2022 (enero) se observa que los sectores de comercio y de actividades profesionales, técnicas y administrativas se han orientado por una mayor ocupación femenina, esto considerando que la participación de las mujeres respecto al total de personas ocupadas en estos sectores aumentó en 3,7 y 4,3 puntos porcentuales, respectivamente, para el período referido. En contraste, en los sectores de comunicaciones y de suministro de electricidad y agua es donde se observa una menor demanda de mano de obra femenina, considerándose que la participación de las mujeres respecto al total de personas ocupadas se redujo en 15 y 12 puntos porcentuales, respectivamente.

Otro aspecto a considerar es que las actividades económicas donde mayores plazas de empleo pleno se han perdido para las mujeres son las de servicio doméstico (pasaron de 104.729 plazas en diciembre-2014 a 61.169 en enero-2022, una reducción de 43.560 plazas); enseñanza y servicios sociales y de salud (-31.141), y administración pública y defensa (-29.239), mientras que aquellas donde menos plazas se han perdido son las de construcción (-2.904); petróleo y minas (-4.483), y suministro de electricidad y agua (-5.231). Ver cuadro No. 1

En cuanto al tipo de cargos ocupados por las mujeres, según el INEC, a enero-2022 264.748 mujeres ocuparon cargos relacionados a actividades de servicios y de venta en comercios, lo que representó el 29% del total de puestos de pleno empleo ocupados por mujeres, además de representar el 45% del total de puestos de empleo existentes para dichas actividades. La actividad con mayor demanda de talento humano femenino corresponde a la de profesiones científicas e intelectuales, en la que a enero-2022 se reportaron 244.955 mujeres ocupando una plaza de pleno empleo, equivalentes al 55% del total de puestos de este tipo de empleo registrado para este tipo de actividad.

En términos generales, a enero-2022, según las cifras del INEC, no se observan diferencias importantes en la remuneración promedio percibida por hombres y mujeres, teniéndose a nivel de las áreas urbanas una diferencia de 0,4% en contra de las mujeres, sin embargo, es necesario observar que según las categorías ocupacionales sí existen casos en los que se identifican diferencias salariales considerables, como ocurre en la categoría de actividades de servicios y de venta en comercios (diferencia salarial promedio de 32% en contra de las mujeres), en la de dirección y gerencia (-15%), y en la de actividades técnicas y de profesionales de nivel medio (-15%). Ver cuadros No. 2, 3 y 4