Estimados afiliados,

Quienes hayan visitado las instalaciones de la Cámara de Industrias de Guayaquil, habrán podido constatar que la cafetería cuenta con una percha que tiene diferentes productos, al estilo de una máquina expendedora, en la que se pueden realizar los pagos a través de una aplicación. El objetivo de esta especie de tienda in situ es que nuestros colaboradores cuenten con otra opción para que puedan realizar sus compras con el beneficio de la cercanía, la inmediatez e incluso precios más bajos que los que podrían encontrar en los alrededores de las instalaciones.

Hasta el momento este nuevo servicio ha sido bastante exitoso, nuestros colaboradores aprovechan esta nueva ventaja y la empresa que nos lo ofrece tiene nuevos consumidores. Sin embargo, es evidente que esta opción perjudica a los otros establecimientos que solían frecuentar para obtener esos productos.

Analizando este pequeño ejercicio podemos constatar que, cuando se trata de satisfacer las necesidades de las personas de la mejor manera, no todos pueden ganar y que en la búsqueda de mejorar nuestra calidad de vida ocurren estos procesos de destrucción creativa donde nuevos y mejores productos o servicios terminan desplazando otras opciones.

Es bajo esta lógica que nuestro país está buscando ser parte del comercio internacional, para que todos los ecuatorianos podamos acceder a los productos y servicios que el mundo tiene para ofrecernos y a su vez para que los productores ecuatorianos podamos tener mayores oportunidades para mejorar la vida de un número cada vez más grande de personas. Es imposible que todos seamos ganadores en este proceso, pero eso solo dependerá de la capacidad y la habilidad que tengamos para ajustarnos a las necesidades de nuestros consumidores.