Distinguidos lectores:

Durante sus 87 años de historia, la Cámara de Industrias de Guayaquil, se ha mantenido como una institución proactiva, propositiva y con un firme compromiso con la creación de riqueza basada en la satisfacción de las necesidades de los ecuatorianos, contribuyendo con la generación de empleo de calidad y el desarrollo sostenible.

Basados en esos compromisos consideramos que una economía más amigable con el medio ambiente no solo tiene que ser sustentable, también tiene que ser sostenible y para que sea sostenible tiene que ser rentable, lo que a su vez implica mejorar la productividad de las empresas, mejorando la tecnología, los procesos, los productos y servicios que desarrollamos.

Existen oportunidades que los empresarios hemos aprovechado basados en este enfoque, como la reducción de costos en utilización de energía y de materiales de fabricación, por ejemplo, a través del reciclaje y los reprocesos de los residuos, disminuyendo a su vez tanto la volatilidad de los precios, así como el riesgo asociado al suministro, consiguiendo con ello una mayor resiliencia para nuestra economía y dándole estabilidad a nuestros trabajadores.

Es necesario, y para nuestro país incluso urgente, abandonar cualquier dicotomía entre progreso económico y bienestar ambiental o social, es momento de ver a la iniciativa empresarial y a la inversión privada como lo que son, un pilar fundamental y el principal motor para alcanzar la prosperidad en el Ecuador. Tomemos en cuenta estos principios y este enfoque, principalmente ahora que nos encontramos cerca de una elección extraordinaria, donde el próximo mandatario tendrá alrededor de 18 meses para ejercer su cargo y aunque sea poco tiempo para muchas cosas es lo suficientemente largo para seguir avanzando en la senda del desarrollo.