Por: Giuliana Bacigalupo
gbacigalupo@industrias.ec

Para mí, siempre será un placer conocer quién está detrás de una de las empresas más importantes del país, y más aún si esta empresa está cumpliendo 60 años en el mercado ecuatoriano… Pica.

José Antón, más conocido como Pepe, es de esas personas de quienes aprendes y sobre todo inspiran. Conocer su historia de vida, es conocer que detrás del éxito, hay perseverancia, disciplina, metas claras, pero sobre todo respeto por el equipo humano que lo acompaña.

Pica una empresa familiar, pionera en la industria de los plásticos, líder y fácilmente reconocible, posicionándose en el “top of mind” de los consumidores. Cumple 60 años. ¿Cuál es el secreto para estar tantos años en el mercado?

Primero que nada, honestidad en todos los sentidos, honestidad con los clientes, con los colaboradores y con el Estado. Yo pienso que para llegar a 60 años lo principal es tener una trayectoria impecable, por eso estos 3 ejes son fundamentales para el desarrollo de la empresa.

Tendrá muchas anécdotas y muchas historias que contar en estos 60 años de vida. Coméntenos Pepe, a lo largo de su trayectoria profesional ¿cuáles consideraría que son sus más grandes logros y por qué?

Lo que tiene que ver con Pica, el logro fundamental es intangible. Inició siendo una empresa liderada por una sola persona, luego pasó a ser una industria familiar y ahora hemos incorporado a un grupo de profesionales que se están encaminando para dirigir la institución, teniendo la organización de una empresa de muchos socios.

 Esto es un reto, porque rompe con la cultura, sobre todo al inicio con los trabajadores que han tenido muchos años en la empresa, es muy difícil convencerlos que el jefe ya no es “Don Pepe”. Posicionar a alguien en el mando, es un proceso que demanda muchísima convicción, ya que, al momento de delegar te encuentras con varios perfiles, donde algunos superan las expectativas y otros avanzan poco a poco, pero hay que dejarlos y darles la oportunidad. Parece algo muy pequeño, pero convertir una empresa familiar, la clásica gobernada por un solo patriarca, a ser una empresa que sea manejada con equipos de trabajo, sobre todo con una figura referencial e importante como fue el fundador de quien estoy muy orgulloso que haya sido mi padre, es algo muy difícil.

Francamente, este intangible ha sido lo más laborioso de la empresa, hace poco tiempo tenemos un gobierno corporativo organizado, con asesores, directores. Esta empresa, ya no solo la gobierna la familia, esto ha sido un proceso de más o menos 8 años. Cuando ya llegas a esta etapa, te das cuenta que mi aporte está basado en la experiencia y en la visión, y que el día a día ya no me compete, estoy seguro que esta empresa queda en las mejores manos. (Sonríe)

Sabemos que viene de una escuela de lujo. Su Papá fue un gran empresario que incursionó, no solo en el mundo del plástico, sino también en el sector hotelero, de comunicación, bancario y comercial. Su mamá una mujer que siempre fue un apoyo incondicional. ¿Como esto influyó en su desarrollo empresarial? ¿El empresario nace o se hace?

Si tú llamas nacer a vivir en un ambiente empresarial, yo pienso que eso fue lo que paso conmigo. Yo viví en un ambiente empresarial, entonces, no sé si eso es nacer o hacerse, yo me hago la misma pregunta, ¿qué hubiera hecho yo, si no escuchaba a mi padre conversar sus cosas con mi madre? Yo era el único hombre, en la cultura de esos años, era obvio que iba a seguir el camino.

Adicionalmente, más allá de que mis padres me pudieron dar una buena formación, tanto en el colegio como en la universidad, fueron las pautas básicas del comportamiento de mi padre, fundamentalmente su rectitud, cumplimiento, puntualidad y respeto; y de eso era imposible salirse.

Al inicio esto era una exigencia, pero luego se convirtió en parte de mi ADN, no era opción llegar un minuto tarde, no era opción faltar un solo día y así sucesivamente

Me gustaría contarles una anécdota, el primer día que me incorporé a la empresa, el 1 de agosto de 1978, mi padre me dijo una frase “Pepe, te darás cuenta que mientras más asciendes en esta empresa, si es que asciendes, los problemas realmente importantes, son los problemas de las personas. Si las personas están bien, la empresa está bien”. Mi papa tenía razón, porque una copa, una taza, un lápiz, cualquiera lo fabrica, cualquiera lo vende, la diferencia va a estar en la capacidad de nuestra gente, en generar diferencias y valor a nuestros clientes. Esa es mi visión de una empresa exitosa.

Todos vivimos una pandemia, y sabemos que las industrias sufrieron un duro golpe. ¿Cómo supo sobrellevar esta crisis sanitaria mundial? ¿Las adversidades hacen más fuerte al empresario? ¿Cómo fue en su caso?

En mi caso, si me hizo más fuerte, fue un periodo terrible, a mediados de marzo perdí amigos, colaboradores, y ese dolor venía acompañado de la incertidumbre, no sabíamos qué tanto se iba a complicar. En casa, solo, pensaba, si esto empeora, ¿cómo hago para que las empresas sigan adelante? ¿Qué negocios mantenemos? ¿Dónde ponemos los fondos finales? ¿Qué fondos eliminamos? Ese era el desafío en mi caso, pero la afectación mayor era pensar, si me pasa algo, cómo quedan mi mujer y mi hija.

Después de ver el camino recorrido, se tiene que sentir muy satisfecho de todo el trabajo realizado ¿Cuál es el siguiente paso de Pepe Antón?  ¿Cuál es su proyección personal en el futuro?

Terminar de consolidar la reorganización de las empresas para que gocen de un responsable gobierno corporativo que, ya es una tarea que está a punto de culminar, y de ahí quizás buscar emprender a través de alguna empresa, proyectos nuevos y disfrutar de mis nietos.