Por: Dirección de Estudios CIG
Xavier Andrade / Iván Pisco / Leonard Quinde
Ecuador ha experimentado en la última década un crecimiento sostenido en conectividad digital. Actualmente alrededor del 81 % de la población tiene acceso a internet, aunque persisten brechas significativas entre las zonas urbanas (77 % de cobertura) y rurales (57 %), debiéndose considerar además que las velocidades son de las más bajas a nivel de la región latinoamericana. Este contraste se refleja en la capacidad del sector productivo para adoptar herramientas digitales: las empresas ubicadas en entornos urbanos gozan de mejores infraestructuras y mayores posibilidades de invertir en tecnologías, mientras que en áreas más rezagadas las limitaciones de conectividad continúan marcando un freno.
El sector manufacturero en general enfrenta un dilema en su nivel de madurez digital. De acuerdo con evaluaciones recientes —como el Reporte Chequeo Digital 2022-2023 (impulsado por el Banco Interamericano de Desarrollo y gestionado por la Escuela Superior Politécnica del Litoral)— los sectores de manufactura, agricultura y pesca se encuentran en los niveles más bajos de adopción tecnológica frente a servicios financieros, telecomunicaciones y comercio (apalancado en el comercio electrónico). La mayoría de pequeñas y medianas empresas manufactureras aún no supera los estadios iniciales de digitalización, donde las acciones se concentran en tareas básicas como el uso de correo electrónico, presencia en redes sociales o adopción de software contable.
Por otro lado, es necesario reconocer que al contrastar percepciones con realidades surgen diferencias importantes, especialmente si se considera la definición o concepción de lo que implica una transformación digital. Mientras la academia y organismos especializados conciben la transformación digital como un proceso integral —que involucra reorganización estructural, innovación de procesos, cultura digital y adopción de tecnologías emergentes como Big Data, inteligencia artificial e Internet de las cosas—, gran parte del empresariado ecuatoriano la asocia con la incorporación de nuevas herramientas informáticas, capacitación de personal y desarrollo de nuevas capacidades (especialmente orientadas hacia el uso de soluciones digitales) y mejoramiento de canales de ventas. Esta concepción, a pesar de ser práctica, y necesaria como punto de partida, suele limitar el alcance de las iniciativas, principalmente por aplicarse como procesos únicos (que responden a un interés puntual en un determinado momento), y además reduce la velocidad de adaptación a un mundo productivo que avanza mucho más rápido en otras economías.
El proceso de adopción en los últimos cinco años
Durante el último quinquenio, la manufactura ecuatoriana ha realizado avances graduales hacia la digitalización. La adopción de sistemas ERP (Enterprise Resource Planning) se ha vuelto más frecuente entre medianas y grandes empresas, con el objetivo de integrar áreas administrativas, financieras y logísticas. A nivel productivo, se han incorporado procesos de automatización básica, como líneas de ensamblaje asistidas por software y sensores de control de calidad, especialmente a nivel de industrias de alimentos, textiles y metalmecánicas.
También es necesario considerar que la pandemia de 2020 aceleró la necesidad de contar con plataformas digitales de comercialización. Empresas que antes operaban exclusivamente en el canal físico incursionaron en canales de comercio electrónico, abriéndose oportunidades, pero revelándose también la falta de infraestructura logística y de habilidades digitales en el personal en general. Guayaquil, como polo industrial, concentra buena parte de estas experiencias: estudios locales muestran que más del 80 % de empresas que han implementado algún proceso de transformación digital reportaron mejoras en eficiencia operativa tras adoptar soluciones digitales, y a pesar de esto, apenas una minoría puede afirmar haber completado el proceso de transformación según la planificación originalmente contemplada por la empresa.
En el plano del talento humano, diferentes instituciones formativas de todo nivel han ampliado su oferta de formación técnica en áreas clave como electrónica, mecatrónica, metalmecánica e incluso automatización. No obstante, las empresas todavía manifiestan que la capacitación en competencias digitales aplicadas a procesos industriales sigue siendo insuficiente.
Experiencias concretas y aprendizajes
Entre los casos que ilustran cómo la digitalización empieza a permear en la manufactura ecuatoriana, se tienen:
Industria textil y retail: grandes empresas departamentales han liderado el camino en comercio electrónico, integrando desde hace más de una década estrategias omnicanal (tiendas físicas y virtuales). Aunque el nicho principal de estas empresas es la venta minorista, sus modelos de digitalización han tenido un efecto de arrastre sobre proveedores textiles locales, obligándolos a modernizar procesos, mejorar trazabilidad y cumplir estándares digitales.
Sector metalmecánico: implementación de soluciones de diseño asistido por computadora (CAD) y manufactura asistida por computadora (CAM), optimizando tiempos de producción y reduciendo errores de ensamblaje.
Agroindustria alimentaria: múltiples plantas procesadoras de productos con importantes volúmenes de exportación como lo son el banano y el cacao han incorporado sistemas de trazabilidad digital para cumplir con exigencias internacionales de calidad y sostenibilidad, un paso clave para mantener su competitividad exportadora.
En acuicultura camaronera, la adopción de alimentación automática por demanda se consolidó como hito tecnológico de la última década. En Ecuador, la implementación de estos procesos se remonta a 2014, y actualmente son estándares en múltiples piscinas: los hidrófonos escuchan la masticación, un algoritmo ajusta la dosis en tiempo real y se reduce el desperdicio de balanceado, con efectos directos en conversión alimenticia y supervivencia. Este viraje coincidió con otra transformación clave: la trazabilidad blockchain del Sustainable Shrimp Partnership (SSP) —liderado por productores ecuatorianos— que permite a compradores escanear un QR y seguir el camarón “del estanque al plato” mediante IBM Food Trust. En conjunto, alimentación inteligente + trazabilidad digital han elevado la productividad y reputación internacional del camarón ecuatoriano.
En cartón y empaques, dos referentes muestran la entrada franca a Industria 4.0. GRUPASA inauguró una planta con procesos altamente automatizados (robótica, analítica y control de calidad en línea) sobre equipos BOBST de nueva generación; el objetivo: velocidad de cambio, menor merma y consistencia dimensional a gran escala. INCARPALM (Industria Cartonera Palmar) ha comunicado inversiones en automatización end to end (conveyors, control integrado y sensorización) y, además, la integración de detección inteligente de incendios con cámaras analíticas en su planta de Machala: un buen ejemplo de cómo seguridad industrial y analítica se cruzan en el piso de fábrica.
En logística portuaria y de patio, la digitalización ha mejorado throughput (rendimiento) y visibilidad de patio en dos de los mayores hubs del país. DP World Posorja integra su operación con el TOS Navis N4 y portales OCR en 10 carriles de entrada/salida (automatización de gates con captura de datos de contenedor y unidad), lo que reduce tiempos de validación y errores de digitación. En Guayaquil, Contecon (CGSA/ICTSI) opera con Navis N4, OCR ABB y sistemas empresariales (ERP SAP, CRM Salesforce) y, desde 2024, incorporó “Terminal Tracker” para mejorar planificación y visibilidad del patio. Son saltos concretos de operaciones manuales a operaciones instrumentadas y orquestadas por software.
En bodegaje y distribución, el movimiento hacia WMS (Warehouse Management System) locales destaca por casos como TVentas, que automatizó gestión de inventarios, ubicaciones y conteos con una solución desarrollada en el país, reduciendo papel y mejorando confiabilidad del stock. Este tipo de WMS ecuatoriano —hoy maduro— ha ido escalando hacia picking por olas, métricas en tiempo real y trazabilidad de órdenes, acercando a retailers y e-commerce a mejores niveles de servicio.
En eficiencia energética industrial, la digitalización viene de la mano de la ISO 50001 (medición, dashboards y control operativo). PRONACA obtuvo la certificación para su complejo de Pifo; reporta reducciones acumuladas de energía y de dióxido de carbono, y es un ejemplo de SGEn (Sistema de Gestión de la Energía) soportado en datos operativos. Holcim Ecuador mantiene certificación ISO 50001 dentro de su sistema de gestión integral y comunica uso de combustibles alternativos y proyectos de eficiencia; La Fabril combina certificaciones y soluciones como caldera/biomasa para vapor de proceso, alineando monitoreo energético con sustitución de combustibles. A nivel de política pública, el programa nacional de eficiencia energética fijó la adopción de ISO 50001 como norma y metas de ahorro para decenas de plantas, empujando el despliegue de medición y control digital en la industria.
En reciclaje y economía circular, digital + capacidad instalada empiezan a cerrar el ciclo de materiales. En 2024, GMB/RECIPLÁSTICOS activó en Guayaquil una línea para transformar botellas PET en pellets grado alimenticio, ampliando oferta de rPET (PET reciclado) local y habilitando trazabilidad de flujo de material; simultáneamente, RECIVECI opera ReciApp, plataforma que conecta ciudadanos con recicladores de base y empresas (como VEOLIA en Guayaquil) para recolección eficiente y trazable. En empaques, PRONACA incorporó PET posconsumo en líneas de embutidos y TONICORP ha migrado presentaciones a PET reciclable, mientras iniciativas de TESALIA CBC impulsan modelos asociativos de recolección y capacitación. Todo ello es transformación digital “desde la calle hasta la planta”: datos de recolección, segregación y calidad de material alimentan decisiones de compra y producción.
Cabe señalar que varios de los ejemplos anteriores, aunque positivos y merecedores de ser destacados y difundidos, evidencian también una dualidad del proceso de transformación digital: la adopción parcial genera beneficios visibles en eficiencia y competitividad, pero también expone las limitaciones estructurales. En muchos casos, las inversiones se concentran en un área específica (por ejemplo, comercio electrónico o software de gestión), sin alcanzar a redefinir toda la cadena de operaciones ni la cadena de valor.
Desafíos detrás de la transformación digital
A pesar de los avances, el sector manufacturero ecuatoriano enfrenta desafíos considerables:
Infraestructura desigual: Las limitaciones de conectividad, energía estable y acceso a hardware moderno son más marcadas fuera de las grandes urbes, y dentro de estas, son amplias a nivel de empresas de diferentes tamaños pese a pertenecer a una misma actividad económica.
Cultura organizacional: Existe resistencia al cambio, especialmente en empresas familiares o tradicionales, donde las decisiones tecnológicas se ven como costos y no como inversiones.
Talento humano insuficiente: El déficit de profesionales capacitados en IA, análisis de datos e IoT es amplio, lo que frena la incorporación de tecnologías más avanzadas.
Políticas públicas débiles: Aunque existen agendas de digitalización, su implementación ha sido irregular y muchas veces desconectada de las necesidades del sector productivo.
Herramientas y soluciones emergentes
En los últimos años han surgido iniciativas que buscan acompañar a las empresas en este proceso:
Chequeo Digital: herramienta desarrollada con apoyo del BID y el Ministerio de Telecomunicaciones, que permite diagnosticar la madurez digital de MiPymes y sugerir pasos concretos para avanzar en el proceso.
Agendas nacionales: la Agenda de Transformación Digital 2022-2025 y la Agenda Digital 2025-2030 establecen ejes como economía digital, tecnologías emergentes y seguridad informática, con la intención de articular esfuerzos públicos y privados.
Capacitación internacional: Programas de cooperación con Alemania, Suiza, Japón y otros países han reforzado la oferta de formación técnica, aunque aún con alcance limitado frente a la magnitud del reto.
Resultados observados y expectativas a corto plazo
Los resultados obtenidos hasta ahora muestran un impacto tangible: mejoras en eficiencia operativa, reducción de costos, mayor precisión en procesos productivos y una mejor relación con los clientes. En el caso de la agroindustria exportadora, la digitalización de procesos de trazabilidad ya se traduce en mayor aceptación en mercados internacionales.
A nivel del empresariado ecuatoriano en general, las expectativas a corto plazo apuntan a una mayor adopción de inteligencia artificial y análisis de datos, la integración de soluciones en la nube, y el fortalecimiento de cadenas de valor digitales más interconectadas. Para que esto ocurra, será indispensable cerrar las brechas de capacitación, acelerar la inversión en infraestructura y consolidar un marco de políticas públicas más coherente y de aplicación práctica, especialmente en cuanto al desarrollo de infraestructura que faciliten una mayor cobertura y accesibilidad en cuanto a electrificación e internet.
Conclusiones
La transformación digital en la manufactura ecuatoriana es un proceso en marcha, pero todavía lejos de alcanzar su madurez. Si bien los últimos cinco años han evidenciado avances en automatización, adopción de ERP, comercio electrónico y trazabilidad, el empresariado tiende a concebir la digitalización en términos operativos inmediatos, sin adoptar aún la visión integral que exige la competencia global.
Los próximos años serán decisivos. La capacidad de combinar inversión tecnológica, formación del talento y un entorno de políticas públicas efectivas marcará la diferencia entre empresas que logren escalar en la cadena de valor y aquellas que permanezcan rezagadas. Ecuador, al igual que otros países en desarrollo, se encuentra en un punto crítico: aprovechar la digitalización para potenciar su sector manufacturero no petrolero, o limitarse a una adopción fragmentada que le reste competitividad internacional.