La Cámara de Industrias de Guayaquil, durante su trayectoria ha elegido a un solo personaje o entidad para otorgar el reconocimiento al Mejor Industrial “Luis Noboa Naranjo”, pero en esta ocasión será diferente, siendo homenajeado todo el conglomerado de industriales guayaquileños. Coméntenos, ¿qué ha llevado a tomar esta decisión y por qué no se mantiene la tradición en este año?
Detrás de toda actividad industrial existen importantes inversiones en infraestructura, maquinaria, insumos y en personal que conllevan a que las industrias, de cierta forma, se encuentren empernadas al país, y particularmente, a la zona donde se instalan sus fábricas y galpones.
Lo anterior ha implicado a lo largo de los años un compromiso de los industriales para con la zona en la que llevan a cabo sus actividades, compromiso que se ve reflejado en la serie de encadenamientos productivos y económicos a los que su actividad industrial da paso, ya sea a través de la operación que generan para sus diferentes proveedores, o de las posibilidades que abren a quienes comercializan o distribuyen sus productos, y por supuesto, en el impacto positivo que generan a nivel de sus colaboradores y de las familias de estos al garantizar sus puestos de empleo.
Aunque lo anterior es algo propio del ADN de los industriales, este año el compromiso que puede llegar a adquirir el industrial guayaquileño se manifestó de una forma diferente y potente.
Durante uno de los momentos de mayor incertidumbre para la ciudad, y en el contexto de una pandemia para la cual ningún país estuvo lo suficientemente preparado, los industriales guayaquileños evidenciaron su capacidad para organizarse y coordinarse por un fin común, fin que en marzo y abril fue el de mantenerse operando para asegurarse que todos aquellos bienes y servicios indispensables para la lucha contra el COVID-19 estuviesen disponibles para la población de Guayaquil y del resto del país, y claro, de evitar que sus industrias y empresas quiebren, lo que hubiera generado mayores complicaciones para la economía de Guayaquil y del Ecuador.
La tarea fue titánica, no solo por los recursos que fueron necesarios movilizar o de los problemas de liquidez que se presentaron, sino también porque el tiempo apremiaba y porque se demandó una capacidad de adaptación como pocas situaciones suelen hacerlo. Las industrias de Guayaquil se reunieron para diseñar aquellos protocolos que les permitieran mantener sus operaciones de manera segura y garantizar así la salud de sus colaboradores, para gestionar opciones logísticas que permitieran mantener andando la cadena de abastecimiento y aprovisionamiento, e incluso para mutar sus operaciones para poner a disposición de la ciudad sus maquinarias y equipos para la producción de alcohol o colaborar en la distribución de insumos y alimentos.
Pese a que en la ciudad se levantaron diferentes Comités, el accionar de estos convergió en un momento, de manera que los industriales llegaron a operar y a coordinarse como si de una sola gran industria se tratara, llegando a trabajar de manera conjunta con autoridades municipales, representantes de la academia, organizaciones de la sociedad civil y varios otros gremios empresariales y representantes de fundaciones y de instituciones de la salud.
Hoy Guayaquil pasó de ser un punto crítico en cuanto a contagios, a ser un ejemplo de reactivación productiva y económica, y esto se debe a la cooperación que se logró entre los diferentes actores de la sociedad civil, destacando entre ellos el industrial guayaquileño, que encontró los medios para mantenerse operando, y que contribuyó a que otras empresas y negocios pudieran seguir operando, y que permitió garantizar que productos como alimentos, bebidas y medicinas pudieran seguir llegando a los guayaquileños y al resto del país.
Es justo que este esfuerzo y que este nivel de compromiso sea evidenciado y recompensado y es por eso que este año como Cámara de Industrias de Guayaquil nos sentimos orgullosos de poder entregar un reconocimiento a los industriales de nuestra ciudad, quienes nunca han dejado de aportar a la sostenibilidad y al crecimiento de Guayaquil y del país, y que han sabido demostrar que nunca dejarán de hacerlo.
La ayuda no se hizo esperar para las personas más vulnerables y sin dudar, el sector privado puso de lado las dificultades que pudieran atravesarse para brindar su apoyo. ¿Qué es lo que más destaca de los industriales guayaquileños durante la crisis sanitaria por COVID-19?
Todo empezó con la iniciativa que los industriales guayaquileños demostraron incluso desde antes que en el país se declarara una emergencia sanitaria, ya que la situación del COVID-19 en febrero había comenzado a generar problemas para ciertos sectores exportadores de nuestro país, y desde entonces en muchas empresas y organizaciones, entre ellas la Cámara de Industrias de Guayaquil, se comenzó a brindar charlas sobre la importancia de medidas de bioseguridad como el distanciamiento social, cubrirse al estornudar, y el lavado de manos.
Ya durante los momentos más críticos de la emergencia sanitaria, se diseñaron diferentes propuestas por parte de los industriales guayaquileños para coordinar acciones desde lo legal, lo económico, lo productivo y lo logístico para cubrir los diversos frentes que se fueron presentando, además de levantarse mesas técnicas en las que participaron los diferentes actores y representantes de la sociedad civil, bajo un sistema de cuádruple hélice.
Aunque cada una de estas acciones tuvo su impacto particular a nivel de la población y de los colaboradores de las industrias y empresas guayaquileñas, es necesario destacar la postura de resiliencia y el ímpetu que demostraron los industriales guayaquileños para sobreponerse al temor y la incertidumbre que se presentaron en aquellos duros momentos, lo cual sirvió de ejemplo y de inspiración para que otros actores se sumen y se mantengan aportando a la labores que en esos momentos empezaron a llevarse a cabo.
Aquí es necesario destacar lo que ocurrió con iniciativas como “Dar una mano sin dar la mano”, en la que hubo un amplia participación y aporte por parte de la ciudadanía guayaquileña, y de la participación y aporte del sector empresarial a fondos como “Salvar Vidas EC” que tuvo un alcance local y nacional, y la ayuda que recibió el Comité Especial de Emergencia por Guayaquil, por parte del fondo “Por Todos”.
Este tipo de acciones por parte de todos los actores que participaron de los diferentes Comités, facilitaron que los ciudadanos permanezcan en sus casas cuando más se necesitaba evitar la propagación del virus, esto a través de la canalización y distribución de alimentos hacia zonas vulnerables, y, además, permitieron ejecutar acciones para procurar salvaguardar la salud y la vida del personal sanitario que estuvo en primera línea en clínicas y hospitales, esto a través de la dotación de insumos y equipos de bioseguridad, llegándose a lograr incluso la ampliación de la capacidad instalada de las unidades de cuidado intensivos, del número de camas disponibles, y de los equipos de respiración.
¿Cuáles son las características que definirían al industrial guayaquileño?
Comprometido, porque en su pensar no hay espacio para abandonar las tareas que se propone realizar. Aguerrido, porque desde siempre ha afrontado adversidades sobre las cuales ha sabido sobreponerse. Resiliente, porque incluso en el dolor y en la tristeza logra mantenerse enfocado en seguir trabajando y creciendo. Visionario, porque incluso en escenarios donde todo parece perdido, logra mantener su mente y su enfoque en las soluciones y no en los problemas. Y solidario, porque comprende que una industria no es solo infraestructura y máquinas, sino todos aquellos colaboradores, proveedores y clientes que están vinculados directamente o indirectamente a los productos que elabora y ofrece, y porque comprende que con su actividad industrial y de negocios, puede lograr cambios en la vida de muchas personas.
Se declaró que el confinamiento es uno de los métodos más seguros para protegerse del virus, como consecuencia, esto llevó a bajar la producción de muchas empresas o en efecto a su cierre. ¿Cuánto fue la pérdida que registró la ciudad durante los meses más graves por COVID-19 y cómo repercute en el desarrollo económico del país?
A nivel nacional, entre marzo y agosto de este año las ventas totales (locales + exportaciones) sumaron USD 69.370 millones, lo que representó USD 25.361 millones menos en ventas en comparación al mismo período de 2019, una caída del 27%. Esto también representó que, entre marzo y agosto de este año, se perdieron ventas a razón de USD 184 millones por día. Si nos enfocamos únicamente en lo ocurrido durante el mes de abril, a nivel nacional, la caída de ventas en dicho mes fue de un 44% respecto abril-2019, teniéndose una pérdida en ventas a razón de USD 229 millones por día durante abril.
Durante los últimos días de marzo, el sector productivo y económico de Guayaquil llegó a operar a aproximadamente un 35% de su capacidad ordinaria previa a la pandemia -siendo este el punto más crítico alcanzado-, sin embargo, en marzo las ventas a nivel de Guayaquil cayeron en un 17%. Durante abril, las ventas a nivel de la ciudad cayeron en un 39% en comparación a los niveles de abril-2019. Como resultado de esta emergencia sanitaria, entre marzo y agosto las ventas totales de las empresas y negocios domiciliados en Guayaquil sumaron USD 19.480 millones, lo que representó una caída de las ventas en más de USD 5.300 millones, equivalente a una contracción del 22%.
Si nos enfocamos únicamente en la actividad manufacturera de Guayaquil, durante el mes de abril el sector enfrentó una caída de sus ventas de 45% en comparación a abril-2019. Al mes de agosto (última información disponible), las ventas de la industria manufacturera guayaquileña todavía se encontraban en un proceso de reactivación y recuperación, de manera que las ventas en dicho mes presentaron una caída de 13%. Entre marzo y agosto de este año, la actividad industrial guayaquileña registró una disminución de sus ventas de USD 876 millones en comparación al mismo período de 2019, equivalente a una caída del 22%.
El impacto inmediato de esta emergencia sanitaria y de la menor actividad productiva y económica que se generó como consecuencia, se ha dado en el mercado laboral, esto pese a que desde el sector productivo se procuró la menor reducción posible de las plazas de trabajo. Aunque ha existido una gradual reactivación productiva y económica, a septiembre de 2020 las cifras oficiales señalan que solo 32 de cada 100 personas lograron ocupar un puesto de empleo adecuado, mientras que otras 60 de cada 100 permanecen en una situación de empleo inadecuado, y otras 7 de cada 100 se encuentran en situación de desempleo.
Visto a nivel de Guayaquil, 45 de cada 100 personas han logrado ocupar un puesto de empleo adecuado, cuando en septiembre de 2019 la relación fue de 53 de cada 100. Y en lo que respecta al desempleo en la ciudad, 6 de cada 100 personas se mantienen en dicha situación, siendo esto el doble a lo observado en septiembre de 2019.
La manera en que realizamos las actividades cambiaron totalmente, llevándonos a tener una “nueva normalidad”. ¿Qué medidas han tenido que tomar las industrias para adaptarse y cómo las están implementando?
La emergencia sanitaria demostró la importancia de una transición hacia procesos y operaciones basados en los elementos que conforman la denominada Industria 4.0, lo cual va más allá de procesos automatizados, porque implica una operación interconectada y un conocimiento en tiempo real de cada uno de los aspectos que ocurren en el día a día de las operaciones industriales y administrativas en general.
Ahora el sector industrial tiene un mayor enfoque en este tipo de soluciones y procesos, y el primer paso lo ha dado a través de un trabajo remoto eficiente, lo que ha permitido que incluso al día de hoy aproximadamente un 15% de las actividades administrativas del sector industrial se continúen realizando bajo la modalidad de teletrabajo. Para esto, ha sido necesario contar con entornos digitales suficientes y seguros, además de garantizar una infraestructura digital al interior de las empresas que facilite la interconexión de sus diferentes áreas y departamentos.
Abril fue uno de los meses más duros para Guayaquil, ya que tuvo que enfrentar una tasa muy alta de infectados por COVID-19 y para poder abarcar toda la ayuda que la ciudad necesitaba, conocemos que varios actores sociales de la ciudad, se involucraron en el Comité Especial de Emergencia por Coronavirus, indíquenos ¿dónde nace esta iniciativa y cuáles fueron las principales acciones que se realizaron?
Este Comité se creó atendiendo un llamado puntual del exalcalde Jaime Nebot a los empresarios, a fin de coordinar y reforzar las acciones que ya veníamos realizando y seguir contrarrestando los terribles efectos del virus que duramente golpeaba a nuestra ciudad. El día domingo 29 de marzo recibí llamada del Ing. Henry Kronfle, invitándonos a que nos integremos a este espacio de ayuda humanitaria y que además le apoyemos, muy puntualmente, en la parte operativa. Para mí, los resultados evidenciaron la importancia de trabajar coordinadamente bajo un esquema tipo cuádruple hélice, al participar las Cámaras de Industria, Comercio, Turismo, Agricultura, Puertos, Farmacéuticos y Construcción, entre otras, además de las autoridades locales, academia, organizaciones de la sociedad civil y de beneficencia (tales como la Junta de Beneficencia de Guayaquil y Solca) empresarios y profesionales, entre los que figuran exministros de Salud como Luis Sarrazín.
Para cumplir de mejor manera los fines establecidos, se creó un fideicomiso para administrar los recursos recaudados, que fueron alrededor de USD 5 millones de dólares, una parte en efectivo y otra en insumos. Estos fondos se usaron para comprar medicinas, equipos para hospitales y de protección para el personal de primera línea, alimentos, etc.
La gestión de este Comité ha llegado a muchas provincias del país, lo cual ha sido en dos vías, ya que, en su momento, también coordinó la ayuda que venía de otros destinos hacia Guayaquil y su zona de influencia.
Una vez controlado el brote epidemiológico en esta ciudad, se enviaron equipos de bioseguridad, medicamentos, respiradores y alimentos a las ciudades más afectadas del país, entre ellas Machala y Quito, así como tratamientos que incluyeron a las comunidades indígenas de la Amazonía. Por otro lado, y para todo el que lo requiera, se habilitó la antigua Maternidad, convirtiéndola en el Hospital del Bicentenario; además, del equipamiento del Centro de Convenciones con más de 200 camas, esto bajo la modalidad de donaciones del sector privado.
Sin duda, nadie estaba preparado para este enemigo, el cual nos atacó sin piedad, marcando una huella en nuestra historia, ¿cuáles serían las enseñanzas que nos deja este acontecimiento?
Considero necesario rescatar lo positivo, entendiéndose como positivo todo aquello que mañana nos permita mejorar nuestra capacidad para responder ante situaciones adversas, y que además nos permita proyectarnos hacia crecer. Dicho esto, una de las enseñanzas, o mejor dicho recordatorio, que nos dejó esta situación, es la capacidad del pueblo guayaquileño y de sus empresarios e industriales para luchar de manera conjunta, coordinada y enfocada, por un objetivo en común.
Guayaquil se ha convertido en un importante ejemplo de lo que se puede lograr cuando existe un trabajo mancomunado, que contemple e incluya los puntos de vistas y necesidades de todos, además de demostrar que el sector privado y el sector público pueden generar y ejecutar propuestas en conjunto, y con ello generar importantes impactos positivos a nivel de la ciudadanía en general.