Estimados afiliados,

En Ecuador, hablar de empresas familiares es hablar del alma de nuestra economía. Son más del 90% del tejido empresarial, generan más del 90% del empleo privado y, con frecuencia, son las primeras en abrir sus puertas y las últimas en apagarlas durante una crisis. Pero más allá de las cifras, lo que define a las empresas familiares es su vocación de permanencia y su profundo sentido de propósito.

La edición de junio de Revista Industrias está dedicada a ellas: a las que nacieron en el garaje de una casa y hoy exportan al mundo; a las que siguen lideradas por su primera generación, y a las que ya navegan el complejo proceso de transición hacia la segunda o tercera. En todos los casos, la pregunta que emerge con fuerza es la misma: ¿cómo asegurar la continuidad sin perder la esencia?

Los desafíos son múltiples: gobernanza informal, protocolos de sucesión ausentes, concentración de decisiones, resistencia al cambio. Y sin embargo, las oportunidades también están a la vista. Instituciones académicas, organismos multilaterales y gremios como el nuestro han empezado a construir una hoja de ruta que permita a estas empresas fortalecerse sin renunciar a su identidad.

Desde la Cámara de Industrias de Guayaquil queremos contribuir activamente a este proceso. Creemos en la profesionalización sin burocracia, en la sucesión como estrategia y no como emergencia, y en la necesidad de abrir espacios donde estas empresas puedan compartir aprendizajes, acceder a conocimiento especializado y prepararse para trascender.

Porque si queremos un país con futuro, debemos cuidar hoy a quienes lo construyen desde hace generaciones.