Exaltar no es sencillo, menos aun cuando se trata de una palabra tan profunda y que implica tanto: Liderazgo

Dicen que el liderazgo es más de atraer que de empujar, y que al menos tiene tres atributos:

  • Visión inspiradora
  • Competencia
  • Coherencia

Y nuestro exaltado de hoy, el DR. Christian Bjaner Elizalde, ha construido su camino de liderazgo y felicidad, artesanalmente. 

No debió ser fácil, a los 25 años, enfrentarse a la repentina partida de quien fue su padre, tanto así, que el mismo Don Christian ha referido que cuando aquello ocurrió en su vida, sintió que “se le venía el mundo encima”.

Asumir el liderazgo de lo que su padre dejaba y generar la confianza de su familia y colaboradores para tomar a cargo el legado, no fue tarea sencilla.  Sin embargo, superó el miedo y la tormenta, de la única forma posible:  atravesándolos, con fe y junto a los suyos.

Sobre la visión inspiradora de Don Chirsitan Bjaner, esa que lleva al líder a plantear un sueño, a visualizarlo y a proponerlo a los demás, generando en ellos la ilusión de que es un propósito que merece la pena, todo lo que pueda decir quedará corto, pues como todos lo hemos visto, la industria a la que Don Christian ha dedicado su vida no es una industria cualquiera, es aquella que se refiere a la salud, al cuidado y a la vida. Su visión la hizo crecer, hizo que la ciencia llegue a cada persona de una manera impecable, transformando el trabajo de hombres y mujeres en bienestar, introduciéndose en la vida cotidiana de los ecuatorianos, con productos que pasaron de ser de uso masivo a ser argot popular:  Detán, Anautin, Fungirex, Histacalm, Linimento Olimpico, Pasinervel, Povidim y otros más, nombres que se nos vienen a todos a la cabeza y nos conectan con la vida diaria, eso es lo que logró su visión, pasar de ser productos a ser experiencia de familia y sociedad. 

Sobre la competencia de Don Christian Bjaner, esa que lleva al líder a demostrar excelencia en lo que hace, que sabe de lo que habla, que no sólo opina, sino que mete el hombro y sabe cómo hacerlo, reconocemos hoy su “empezar temprano”, el haber estado a la altura de las circunstancias ante la inminencia de tomar el control de la empresa.  Sin duda, por empezar temprano, Dios lo ayudó. Así pudo liderar con conocimiento y determinación, pero sobre todo con la empatía de los que saben y no pretenden demostrar sino trasmitir conocimiento y ejemplo.

En la empresa, los suyos no hablan de un jefe: hablan del “DOCTOR” con el afecto reservado a quienes se sigue por convicción. Usted no formó gente, formó gente con criterio. Enseñó a superar obstáculos, a tomar decisiones. Y como lo dicen sus propios colaboradores: “Enseñó que el trabajo serio vale más que la retórica; que el plan B no es pesimismo sino respeto por la realidad; que el temple sereno conduce más que la voz alta.”

Sobre la coherencia, esa que se refiere a la consistencia entre lo que el líder dice y lo que hace, eso a lo que se le llama ética, integridad y carácter, estamos frente a un ejemplo nítido.

Juan Carlos Navarro, Presidente CIG junto a Jaime Seminario, Presidente Alterno CIG, hacen entrega de la condecoración Luis Noboa Naranjo al Mejor Industrial 2025, Christian Bjarner Elizalde.

Sobre la coherencia, esa que se refiere a la consistencia entre lo que el líder dice y lo que hace, eso a lo que se le llama ética, integridad y carácter, estamos frente a un ejemplo nítido.

Su profunda fe católica, viva y presente en todos los aspectos de su vida, lo condujeron a formar una familia sólida en el tiempo.  52 años de matrimonio con Doña María Eugenia Febres-Cordero Cordovez, tres hijos —Christian, María Eugenia y León—, 9 nietos, el mayor de 23, la menor de 6 meses, todos testigos de un esposo, padre y abuelo, amoroso, humilde, íntegro, correcto, generoso y de tradiciones, el “GRINGO”

El hogar reunido todos los domingos, la playa, las vacaciones en familia, la lucha por la herencia de la pertenencia, de la defensa de la raíz y del legado, han sido y seguirán siendo fruto de sonrisas, alegrías, juegos y encuentros que quedarán grabados en sus generaciones futuras y en todos aquellos que admiramos ese testimonio de lo que significa defender el núcleo básico de la sociedad:  la familia, el lugar donde se aprende a amar, a ser misericordiosos, solidarios, justos y a pensar en el bien común.

Su confianza en Dios y su vida transparente, generó respeto entre los que seguían su sueño.  No había proyecto, plan, meta, que no estuviera precedida por un “Dios mediante”.

Sabemos que recibir este reconocimiento ha sido una decisión difícil de tomar para usted, porque vivió la visión, la competencia y la coherencia de forma gratuita, sin esperar una retribución.  La gratitud ha sido su estandarte, tanto así, que sabemos que aún mantiene y despacha del escritorio de su padre, porque la historia nunca se olvida, es el punto de partida y la brújula constante.

El modelo de liderazgo ignaciano, enseñado y practicado por los Jesuitas durante casi 500 años, se centra en servir a los demás y en la excelencia, se centra en el Magis, en latín “el mayor bien”:  que signifique que el líder no busca el poder o gloria personal, sino que se enfoca en servir a los demás, y quiero decirle Don Christian Bjaner Elizalde que fiel a su fe, usted no  se conformó con hacer sólo lo bueno, sino lo mejor posible, para el bien común, con excelencia, superando la dificultad y transcendiendo no sólo en la vida de su familia y de sus colaboradores, sino de un país entero y de una humanidad que necesita referentes como el suyo.

Por todo lo que hizo, y por todo lo que provocó que otros hagan mejor con su ejemplo, la Cámara de Industrias de Guayaquil deja consignado en esta exaltación el ejemplo de Christian Bjaner Elizalde y por tanto su reconocimiento para él y para su familia, para que permanezca no solo en gratitud del presente, sino en memoria útil para el futuro del país.