Por: Dirección de Estudios CIG
Xavier Andrade / Iván Pisco / Leonard Quinde / Cristell Coronel

A la fecha de cierre de esta edición, no se cuenta con información suficiente que permita establecer el impacto económico del estado de excepción que entró en vigencia a través del Decreto Ejecutivo 1217 desde el 21 de diciembre de 2020 -y que posteriormente fue declarado inconstitucional-, sin embargo, es válido señalar que lo ocurrido en diciembre tuvo un impacto económico inmediato para diferentes actividades económicas y productivas, afectando así a un frágil proceso de reactivación económica que venía dándose.

Es importante señalar también que la economía ecuatoriana desde antes de la pandemia mostraba varios problemas estructurales que habían definido desde entonces una tendencia al estancamiento de las actividades productivas. Según las últimas actualizaciones del Banco Central del Ecuador, durante 2019 el Producto Interno Bruto PIB del Ecuador registró una variación de apenas +0,01%.

Producción

Entre enero y septiembre de 2020, el PIB del Ecuador reportó una caída, en términos reales[1], de -7,7% respecto al mismo período de 2019, teniéndose que la actividad económica no petrolera registró una caída de -6,4%. Aunque prácticamente todos los sectores experimentaron un impacto económico negativo, cabe insistir en el mal desempeño que ha venido experimentado el sector de la construcción, cuya actividad económica en términos del PIB cayó en -10,4% en 2020 (enero-septiembre, versus mismo período de 2019).

Aunque durante enero-septiembre de 2020 las actividades económicas primarias no petroleras reportaron un incremento de +0,4% en términos del PIB, dicho resultado obedece al incremento de +4,0% de las actividades de cultivo de banano, café y cacao, y de +5,2% de la actividad de acuicultura y pesca de camarón, mientras que otras actividades como la cría de animales (ganadería y crianza de animales en general), silvicultura, y explotación de minas y canteras reportaron caídas en términos del PIB (-3,4%; -7,0%; -7,9% respectivamente). Ver cuadro No. 1 y Gráfico No. 1

En lo concerniente a la actividad manufacturera no petrolera, pocas ramas lograron un crecimiento en términos de su aporte al PIB, teniéndose entre ellas a la de alimentos procesados (+1,4% período enero-septiembre 2020 versus mismo período de 2019), y a la de elaboración de tabaco (+15,1%). Sobre la base de la información de ventas, se conoce que la rama de elaboración de productos farmacéuticos logró durante 2020 un notorio desempeño de facturación, sin embargo, no se dispone un desglose de sus resultados a nivel de las estadísticas de cuentas nacionales, razón por la cual se ha omitido su análisis de momento.

Entre las ramas manufactureras que experimentaron un mayor impacto económico negativo se tienen a las de fabricación de equipo de transporte (-34,2%), fabricación de otros productos minerales no metálicos (cemento, hormigón y vidrio principalmente) (-19,5%), producción de madera y de productos de madera (-17,0%), fabricación de metales comunes y de productos derivados del metal (-13,3%), y fabricación de maquinaria y equipo (-12,5%). Ver cuadro No. 2

Visto por los componentes del gasto, entre enero y septiembre de 2020 el consumo de los hogares registró una caída de -6,8% respecto al mismo período de 2019. Sólo en el segundo trimestre de 2020 (abril-junio), el consumo de los hogares registró una caída de -11,1% respecto al mismo trimestre de 2019, y de -10,9% respecto al trimestre previo de 2020 (enero-marzo). Por su parte, entre enero y septiembre de 2020 el Gasto de Gobierno como componente del PIB presentó una caída de -5,9%, mientras que el componente de inversión, la Formación Bruta de Capital Fijo, presentó una caída de -11,8%.

Las exportaciones de bienes y servicios como componentes del PIB mostraron una caída de -4,0%, mientras que las importaciones reportaron una caída mucho mayor, de -10,5%. Ver cuadro No. 3

Ventas

En términos de ventas, según última información disponible del Servicio de Rentas Internas, entre enero y noviembre de 2020 en Ecuador las ventas totales (locales + exportaciones) sumaron USD 139.853 millones, lo que representó USD 29.348 millones menos en comparación al mismo período de 2019, una caída de -17%.

Aunque abril y mayo fueron los meses más críticos de la emergencia sanitaria -tanto en términos de salud como en términos de actividad económica-, entre junio y agosto se observó una muy lenta reactivación económica, que se tradujo en una caída de las ventas de -19% respecto a los niveles de ventas del mismo período de 2019. Ya hacia septiembre y octubre se observó un proceso más acelerado de reactivación económica, llegándose a observar en octubre una caída de las ventas de -8% respecto a octubre-2019, lo cual pese a ser negativo, se alejaba considerablemente del desempeño de los meses previos.

Cabe señalar que entre septiembre y octubre se dieron repuntes en la facturación de varias actividades económicas, entre ellas la de agricultura, pesca, elaboración de bebidas, elaboración de productos de plástico, y fabricación de productos farmacéuticos. Pese a lo anterior, en noviembre se produjo un retroceso en el proceso de reactivación económica, teniéndose una caída de las ventas totales de -16% respecto a los niveles de noviembre-2019, siendo esto consecuencia de una nueva caída de las ventas para prácticamente todas las actividades económicas, aunque entre las más significativas se tienen a las reportadas por el sector agrícola y ganadero (-11% respecto noviembre-2019), pesquero (-20%), acuícola (-21%), por la rama de elaboración de textiles y prendas de vestir (-32%), por la de elaboración de productos alimenticios (-9%), sector comercio (-13%), alojamiento (-62%), y por el sector de restaurantes y servicios de comidas (-42%). Ver gráfico No. 2 y cuadro No. 4

Previsiones económicas

Según las últimas previsiones disponibles del BCE, en 2020 la economía ecuatoriana se habría contraído en -8,9%, mientras que el FMI preveía un resultado más drástico (-11%). Cabe señalar que las previsiones del FMI obedecían principalmente a la baja capacidad de Ecuador para aplicar políticas de estímulo fiscal, esto debido a la delicada situación de las finanzas públicas y a la alta dependencia de financiamiento externo que se evidenció durante 2020. Aunque todavía no es posible establecer el impacto económico de lo ocurrido durante diciembre de 2020, de manera preliminar, desde la Cámara de Industrias de Guayaquil se estima que la caída del PIB de Ecuador en 2020 se aproximó al -8%.

Un elemento adicional a considerarse es que hasta septiembre casi todos los países de la región mostraban un desempeño económico negativo similar, teniéndose por ejemplo que países como Colombia y Perú reportaban caídas de su PIB de -8,2% y -14,5% respectivamente. Algo similar ocurrió con Chile (-7,9%) y Brasil (-5,0%). Este desempeño negativo es necesario de observar, ya que esto podría representar que en 2021 existan necesidades adicionales de financiamiento por parte de los países de la región, pudiéndose llegar así a solicitar líneas de crédito con el fin de soportar medidas de estímulo fiscal, o incluso como apoyo para planes de salud y vacunación.

En lo concerniente a la situación de contagios, hasta el 5 de enero de 2021 Ecuador mantenía un ritmo de contagios relativamente moderado, esto en comparación al nivel de contagios por cada 100 mil habitantes observado en otros países de la región, aunque es necesario señalar que la tasa de mortalidad continuaba ubicándose entre las mayores de la región (lo cual obedece a la alta mortalidad observada en Ecuador entre marzo y abril de 2020). Ver cuadro No. 5 y gráfico No. 3

Ciertamente la aparición de una nueva cepa del COVID-19 y las expectativas respecto al escenario político para 2021 han profundizado las incertidumbres sobre el desempeño económico a esperarse para este año. De momento, no es posible precisar una previsión adecuada sobre el comportamiento de la economía, sin embargo, cabe recalcar que hasta noviembre de 2020, incluso el escenario más optimista apuntaba a un incremento del PIB de +3,1%, lo cual marcaba una amplia distancia respecto a los niveles de producción de 2019, o, dicho en otras palabras, apuntaba a una muy lenta recuperación económica.

Para asegurar un proceso de reactivación más acelerado, Ecuador debe trabajar en poder colocar una mayor producción tanto en los mercados internacionales, cuanto en el local. En ambos casos, es importante apuntar a una estructura productiva más competitiva y más dinámica, es decir reducir impuestos en lo posible y aminorar la carga burocrática y de procesos. También es importante señalar que el mayor impacto favorable para una pronta reactivación económica vendrá de la reactivación y dinamización del mercado laboral, ésto considerando que a septiembre de 2020 (últimas cifras disponibles) se reportó desde el INEC que más de 700.000 personas habían perdido su puesto de empleo pleno, pudiéndose saber a través de las estadísticas de afiliación a la seguridad social que dicha situación varió muy poco durante el último trimestre del año.


[1] Es decir, considerándose los precios de un año base, para así diluir el efecto de las variaciones de precios.