Distinguidos lectores:

El fin del Estado de Excepción es un gran paso hacia el afianzamiento de la nueva normalidad.  Saber que recuperamos derechos constitucionales que estaban restringidos genera una sensación de optimismo importante, aún conscientes de las responsabilidades y deberes  que conlleva el ejercicio de la libertad.  

El empresario tiene ahora un doble rol retador:  adaptarse a un entorno cambiante mientras sostiene las plazas de trabajo que requiere para el mediano y largo plazo.  Ello implica que su gestión vaya acompañada de una adecuada política pública, la misma que no vuelva a propuestas anquilosadas en el pasado como aquellas aprobadas por la Asamblea en el Código de la Salud –y menos aún en estos temas tan sensibles -.  Seguridad jurídica, ante todo. 

Para entender las necesidades del momento actual, desde el sector privado hemos iniciado una serie de iniciativas para lograr consensos y encontrar espacios de diálogo con todos los actores de la sociedad civil.  Los invito a involucrarse con algunas de ellas:  Sumando Voluntades EC, Diálogos Vitales, Reinventa Ecuador, entre otras que poco a poco van armando un rompecabezas vital para el Ecuador Post-Covid. 

Sector público, sector privado, academia y organizaciones sociales necesitamos ponernos de acuerdo y encontrar nuevos caminos con mayor velocidad.   Todo esfuerzo que hagamos hoy dará los frutos que nos merecemos cosechar. 

Debemos buscar la construcción del diálogo que necesitamos basado en la libertad y el respeto, con resiliencia, optimismo, empatía, liderazgo, autoestima y todos los valores y principios que nos sirvan para soñar sin límtes en el Ecuador que merecemos.    Los gremios estaremos siempre dispuestos a ello, estoy segura que nuestros lectores también.  Trabajemos todos con ese objetivo.