El negocio de abonos en el Ecuador mueve aproximadamente 400.000 toneladas al año, de las cuales el 10% se expende bajo una marca comercial.
En el 2022, se elaboraron 42.971 toneladas a partir de residuos orgánicos provenientes de la crianza de animales.
La demanda en el negocio de abonos procesados está experimentando una transformación, que se traduce en un crecimiento de ese mercado. Si bien es una actividad económica que tiene más de tres décadas, en los últimos cuatro años registra un cambio de cultura y una mayor orientación por pasar del uso de abono crudo al granel, al abono procesado, es decir, el que se fabrica a través del proceso de compostaje.
Como consecuencia del incremento de pedidos, el mercado de abonos procesados ha crecido un 22%, según los registros de los últimos cuatro años. Esto -en parte- a los cultivos de pitahaya, brócoli, hortalizas, banano, rosas y flores de verano que han aumentado su demanda.
La experiencia de Margarita Castañeda, productora de pitahaya del sector de Palora, en Morona Santiago, es una confirmación de cómo nuevos cultivos están orientándose al abono procesado. “Una de las ventajas de este producto es que evita la presencia de moscos en los cultivos, ya que no presenta olor y mantiene en buen estado la producción”, comentó.
Otro punto a favor es el aporte de carbono que contiene el abono, que da energía a los microorganismos del suelo y a los cultivos apoyando al crecimiento y desarrollo de las plantas. Estos beneficios al igual que otros son las razones por las cuales el mercado está creciendo, explica Homero Robalino, Gerente del Negocio de Abonos en Pronaca.
Los abonos les dan nueva vida a los residuos
Uno de los compromisos más importantes para Pronaca es el fortalecimiento de su modelo de economía circular, impulsando procesos que prioricen la reutilización de residuos y como se hace tangible en el Negocio de Abonos.
La producción pecuaria, que es el foco de la actividad de la compañía, para la comercialización de proteína animal, genera residuos orgánicos planteando el desafío de ser manejados adecuadamente.
Su visión de innovación llevó a Pronaca a encontrar en los residuos una oportunidad, tanto en las ‘camas de aves’ que se utilizan en la crianza de pollos, como en los ‘lodos’ que provienen de las plantas de tratamiento de aguas residuales al igual que diversos materiales orgánicos que se generan en la producción de cerdos.
El alto contenido nutricional de esos residuos es el elemento principal para que se conviertan en abono procesado, transformando el concepto de economía circular en una acción tangible dentro de la compañía.
En Pronaca, en un año, a partir de ‘cama de aves’ produce un aproximado 11.500 toneladas de producto final y con respecto al ‘compost’ se elaboran unas 3.600 toneladas. Su comercialización ha aumentado un 30% en 2022 respecto al 2021, según registros de la empresa ecuatoriana.
Estos dos procesos entran en la llamada economía circular que consiste en gestionar los residuos dándoles una nueva vida útil, que en este caso es regresar a la naturaleza para convertirse en abonos. Según las cifras de la red One Planet, en el mundo se generan 2.000 millones de toneladas de residuos al año. Solo el 50% son orgánicos. Y en América Latina, se generan 200 millones toneladas al año y 100 millones de ellas son residuos orgánicos biodegradables.
Por estas razones, organizaciones internacionales tienen en la mira a la economía circular como un paso para reducir los desperdicios y mejorar las prácticas de recolección de desechos. En esa línea, al finalizar el 2022 Pronaca firmó un acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para que esta institución, a través de una consultoría, guie a la empresa a la implementación de una estrategia integral de economía circular en todas sus operaciones.
¿Cómo es la producción de los dos abonos más elaborados en el país?
La ‘cama de aves’ se obtiene a partir de la reutilización de los lugares donde se crían los pollos. En estos sitios de crianza se encuentran varios tipos de residuos que se convierten en la materia prima para el abono. Estas ‘camas’ se las puede utilizar hasta por 12 crías, para que luego esos residuos sean recolectados y estabilizados durante cinco semanas a más de 65°C con el objetivo de asegurar que el nuevo producto esté libre de patógenos o plagas. Posteriormente será molido, ensacado y podrá ser utilizado en los cultivos.
El ‘compost’ es otro proceso que se origina de la producción pecuaria. Los residuos son mezclados con cascarilla de arroz, luego durante 16 semanas se vigila su humedad, temperatura y aireación hasta obtener un producto final maduro. Luego se lo muele y ensaca quedando listo para utilizarlo.
Estos dos tipos de abono se los procesa en varias plantas de Pronaca ubicadas estratégicamente en el Ecuador: Bucay- El Triunfo en Guayas, Santo Domingo – La Concordia y Tambillo en Pichincha. Los tres sitios especializados recolectan todos los residuos de las granjas de sus alrededores para convertirlos en abono, aportando así a la economía circular del país.