Por: Dirección de Estudios CIG
Xavier Andrade / Iván Pisco / Leonard Quinde / Cristell Coronel

Guayaquil es una ciudad que a lo largo de los años ha destacado tanto a nivel local, como también regional. Su calidad de ciudad portuaria le ha permitido generar las condiciones necesarias para facilitar un amplio encadenamiento de actividades productivas y de negocios, lo que le ha permitido a la vez convertirse en un centro para el flujo de inversiones y de personas, que encuentran en Guayaquil oportunidades para desarrollarse y crecer en lo personal, y con esto, contribuir a su vez al desarrollo y crecimiento de la ciudad y de sus ciudadanos, y por supuesto, del país.

Es indiscutible que Guayaquil y sus ciudadanos han desempeñado roles importantes en diferentes momentos de la historia del Ecuador, y hoy, en la celebración del bicentenario de su independencia, Guayaquil y sus ciudadanos han debido nuevamente enfrentar una situación que le atañe tanto a la ciudad como al país, ya que más allá de la delicada situación sanitaria producto de la pandemia del COVID-19, existe también una delicada situación socioeconómica y de reactivación y recuperación productiva por la cual luchar.

A la fecha de cierre de esta edición, las cifras de contagios de COVID-19 a nivel nacional superaron las 148.000 personas, mientras que el número de decesos superó los 12.200 casos. Es ampliamente conocido que entre marzo y abril Guayaquil afrontó un escenario complicado, teniéndose que al 30 de abril en la ciudad se concentró el 46% de los contagios de COVID-19 en Ecuador, sin embargo, al 12 de octubre el número de contagios en la ciudad representó el 10%, lo que revela la eficacia de las medidas adoptadas para el control del ritmo de contagio, mismas que se diseñaron considerando tanto el tema sanitario como también el aspecto económico y de reactivación de operaciones. Pese a lo anterior, es importante señalar que el panorama económico luce incierto, teniéndose que en las más recientes previsiones del FMI se plantea una contracción de la economía ecuatoriana de 11,0% para este año, siendo este uno de los peores desempeños esperados a nivel de la región sudamericana, esto pese a que el resto de países presentan un ritmo de contagios mucho mayor que el de Ecuador (considerándose el número de contagios por cada 100.000 habitantes). Ver cuadro No. 1

Cabe señalar también que la emergencia sanitaria impactó prácticamente al total de actividades económicas, teniéndose al primer semestre de 2020 una caída de 7,4% del Producto Interno Bruto del Ecuador (respecto mismo período de 2019), con una caída de 5,5% a nivel del sector primario, de 4,9% a nivel de la manufactura no petrolera, de 9,9% a nivel del sector de la construcción, de 5,1% a nivel del sector comercio, y de 7,0% a nivel del sector de servicios. Ver cuadro No. 2

En términos de las ventas, entre enero y agosto de este año a nivel nacional se reportaron ventas totales (locales + exportaciones) por USD 98.332 millones, lo que representó USD 24.493 millones menos en comparación al mismo período de 2019, una caída de 20%.

Tal como se conoce, el punto más crítico de la emergencia sanitaria se alcanzó en abril, tanto en términos del número de contagios y de decesos, así como también en lo productivo y lo económico. En dicho mes las ventas totales experimentaron una caída del 44% en comparación a lo registrado en abril de 2019. En mayo, con la puesta en vigencia de un esquema de semaforización diseñado para facilitar la circulación de personas y vehículos -y consecuentemente definir una gradual reactivación de las operaciones productivas y económicas-, la caída en ventas fue ligeramente inferior a la registrada en abril (-37%).

Ya para el mes de junio la caída de las ventas fue del 20%, lo que pese a resultar significativamente inferior a las tasas de contracción de los 2 meses previos, continuó representando un impacto negativo importante para la actividad económica en general. En julio y agosto, el ritmo de caída de las ventas se mantuvo prácticamente en el mismo nivel de la caída registrada en junio, lo que revela que, aunque la actividad productiva, visto en términos generales, ha logrado un proceso de reactivación estable, todavía se mantiene distante de un proceso de recuperación económica como tal.

Visto por zonas geográficas, en el período enero-agosto, Ambato, Quito y Cuenca se ubican como los cantones donde se produjeron las mayores caídas de ventas (-32%, -27% y -24% respectivamente, esto en comparación a los niveles del mismo período del año anterior). En ese mismo período, en Guayaquil se registró una caída de las ventas de un 15%. Ver cuadro No. 3 y gráfico No. 1

Es importante establecer que la actividad económica y productiva de Guayaquil no se limita a lo que ocurre en su espacio geográfico como tal, ya que a lo largo de los años la ciudad ha ido definiendo una zona de influencia que abarca a varios otros cantones aledaños -especialmente aquellos que se ubican a lo largo de la cuenca del río Guayas-, lo que a su vez ha favorecido al desarrollo de amplios encadenamientos productivos, especialmente en lo que se refiere a la agroindustria, y muy puntualmente, aquella producción destinada a la exportación.

Visto por grandes actividades económicas, a nivel de las empresas y negocios domiciliados en Guayaquil, el mayor impacto económico negativo se produjo en el sector de la construcción, cuyas ventas se contrajeron en un 37% en comparación al mismo período de 2019. Si se consideran actividades más específicas, es posible identificar actividades económicas con un impacto negativo incluso superior al observado en el caso de la construcción, tal como ocurre con las actividades de alojamiento y de restaurantes y servicios de comida, cuyas ventas se contrajeron en 52% y 42% respectivamente. A nivel de la actividad industrial de Guayaquil, el sector reportó entre enero y agosto una caída interanual de sus ventas de 16%. Visto por ramas de la industria, las mayores caídas se produjeron a nivel de las ramas de textiles y prendas de vestir (-37% de forma conjunta), fabricación de muebles (-35%), y en la de elaboración de bebidas (-32%). La única actividad industrial de Guayaquil que ha logrado mantener un desempeño positivo de sus ventas es la de fabricación de productos farmacéuticos, con un incremento de 11%. Ver cuadros No. 4 y 5

La actividad productiva y económica de Guayaquil, aunque ha logrado estabilizarse a un nivel cercano al 85% de su capacidad operativa previa a la pandemia, todavía debe enfrentar varios desafíos tanto sociales como de mercado. Las más recientes previsiones de crecimiento económico han establecido que prácticamente todas las economías del mundo se contraerían en este año (excepto China, con un crecimiento previsto por el FMI de 1,9%), lo que podría representar en los meses venideros amplios desafíos para los sectores vinculados a la exportación, especialmente porque tomaría mayor relevancia la competitividad de los bienes y servicios que se envían al exterior, además de aquellos que participan en las cadenas productivas relacionadas al sector exportador.

Internamente, también existen ciertos desafíos que ya no solo afectan a la actividad productiva y económica de Guayaquil sino también a del Ecuador en sí, principalmente en lo que se refiere a la generación de empleos. Otros países enfrentan actualmente la evaluación de políticas fiscales y monetarias que implican la devaluación de la moneda y una escalada de precios, sin embargo, el esquema de dolarización vigente protege al Ecuador de estos problemas.

Desde los inicios de la pandemia, Guayaquil y sus ciudadanos han vuelto a demostrar su capacidad de trabajar de manera coordinada, no solo en favor de la ciudad sino también del resto del país. Sus diferentes autoridades y los diferentes representantes de los sectores productivos, desde los primeros días de la emergencia sanitaria movilizaron recursos para garantizar la menor reducción posible de la actividad productiva, y, además, para poner a disposición de la población en general su fuerza logística para la entrega de alimentos, medicinas y otros insumos requeridos en centros de salud y en zonas urbanas y rurales que presentaron complicaciones en esos momentos.

Ahora que la ciudad y sus ciudadanos buscan una plena reactivación y recuperación económica, esta capacidad de trabajar de manera coordinada ha vuelto a manifestarse, para continuar vigilando el cumplimiento de las medidas básicas de bioseguridad, y para además proponer o solicitar todas aquellas condiciones que faciliten el cumplimiento del objetivo de recuperación antes mencionado, como ha ocurrido por ejemplo con la liberación de ciertas tasas municipales.

De momento, el sector productivo de Guayaquil, en cooperación con el Municipio de Guayaquil y de instituciones como la Empresa Pública Municipal para la Gestión de la Innovación y la Competitividad ÉPICO, se mantiene trabajando en el diseño de esquemas que garanticen la sostenibilidad de las cadenas productivas, especialmente en lo que se refiere al desarrollo y potenciación de pequeños y medianos proveedores de bienes y servicios, sabiéndose que los mismos forman parte del círculo virtuoso que le ha permitido a Guayaquil, a lo largo de los años, en convertirse en el motor económico del Ecuador.