Por: Dirección de Estudios CIG
Xavier Andrade / Iván Pisco / Leonard Quinde
El 8M
El 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, una fecha establecida para reconocer la lucha histórica por los derechos de las mujeres. Su origen se remonta a principios del siglo XX. Uno de los antecedentes más simbólicos ocurrió en 1908, en Nueva York, cuando miles de trabajadoras textiles se manifestaron exigiendo mejores condiciones laborales. Trágicamente, ese mismo año, un incendio en una fábrica causó la muerte de más de 140 mujeres, muchas de ellas inmigrantes, lo que destacó la necesidad de cambio.
La idea de un día dedicado a las mujeres surgió en 1910, durante una conferencia internacional en Copenhague, donde se propuso una fecha para visibilizar sus demandas. Más tarde, en 1917, una manifestación de mujeres en Rusia el 8 de marzo, reclamando alimentos y el fin de la guerra, coincidió con eventos que amplificaron su significado. En 1975, las Naciones Unidas oficializaron el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
Esta fecha busca recordar los esfuerzos por lograr igualdad en áreas como el trabajo, la educación y la participación política, además de señalar los desafíos pendientes. Es un momento para reflexionar sobre el progreso y las metas aún por alcanzar.
Avances mundiales
Desde la instauración del Día Internacional de la Mujer, se han logrado avances significativos en diversos ámbitos. A principios del siglo XX, las mujeres tenían acceso limitado a la educación; hoy, en muchas regiones, las tasas de escolarización femenina se han igualado o incluso superado a las masculinas. En el ámbito laboral, las mujeres han pasado de estar restringidas a ciertos oficios a ocupar posiciones en sectores como la tecnología, la medicina y la política. El derecho al voto, negado en la mayoría de los países hace un siglo, es ahora una realidad casi universal, con excepciones cada vez menores.
Las leyes también han evolucionado. En numerosos países, se han implementado normas contra la discriminación laboral y la violencia de género, además de políticas que promueven la igualdad salarial y la licencia por maternidad. En el plano económico, el acceso a la propiedad y al crédito ha mejorado, permitiendo mayor independencia financiera. Asimismo, la representación femenina en gobiernos y organizaciones internacionales ha aumentado, con mujeres liderando naciones y encabezando movimientos globales.

Estos progresos reflejan cambios en las estructuras sociales y legales, resultado de décadas de esfuerzos. Sin embargo, persisten diferencias entre regiones y comunidades, lo que indica que la incidencia debe continuar.
Avances en Ecuador
En Ecuador, las leyes han trazado un camino de avances para las mujeres, tejiendo un marco que busca equilibrar la balanza de la justicia. Todo comenzó bajo el liderazgo de Eloy Alfaro, cuando la Constitución de 1897, durante su primer mandato (1895-1901), eliminó las barreras de género en la ciudadanía, permitiendo teóricamente el voto femenino; sin embargo, las normas sociales de la época impidieron que ninguna mujer se atreviera a ejercerlo hasta 1924, cuando Matilde Hidalgo rompió el silencio y se convirtió en la primera en votar en América Latina, un acto que abrió paso a la aclaración sobre el sufragio femenino en la Constitución de 1929.
Décadas después, en 1997, la Ley contra la Violencia a la Mujer y la Familia estableció sanciones y amparo contra la violencia doméstica, que se fortalecieron en 2018 con la Ley Orgánica Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, que delineó rutas claras para la prevención y el auxilio. La Constitución de 2008 en su artículo 66 estableció el principio de igualdad y no discriminación, prometiendo a las mujeres igualdad en el trabajo y un lugar en la toma de decisiones, lo que llevó a que, desde las elecciones de 2009, la Ley Orgánica Electoral y de Organizaciones Políticas hiciera obligatoria la paridad de género en candidaturas, logrando que en 2023 las mujeres ocuparan el 44% de los escaños en la Asamblea Nacional.
En el terreno laboral, la Ley de Igualdad Salarial de 2023, buscó cerrar la brecha de ingresos, mientras que el Código de Trabajo, extendió la licencia de maternidad a 12 semanas y blindó a las mujeres contra el despido por embarazo. Estas normas son hilos de un tejido legal que aspira a la igualdad, aunque aún se necesita evaluar si esas son las medidas necesarias o adecuadas para alcanzarla.
Datos sociales
En Ecuador, existe una paridad bastante marcada en el acceso a la educación.

Del Gráfico 2, puede llegar a interpretarse que existe una desigualdad estructural en el acceso a la educación inicial, básica y bachillerato -aunque mínima- en favor de los hombres. Sin embargo, esta ligera desigualdad puede explicarse a través de las proyecciones poblacionales que indican que la mayoría de las personas de 0 a 17 años son hombres.

Otro dato a considerar es que, a pesar de lo analizado en los gráficos anteriores, la mayoría de las personas que se encuentran cursando formación universitaria son mujeres.

Es importante destacar que esta diferencia favorable para las mujeres se mantiene incluso en el número de titulados.

Al igual que como lo señalan otros informes a nivel internacional estos datos ocultan las distintas predilecciones en el tipo de carreras que eligen hombres y mujeres. Lo que nos puede señalar que a pesar de existir un acceso favorable a la educación superior por parte de las mujeres aún se mantienen ciertas barreras culturales sobre el tipo de profesión que deben ejercer.
Sin embargo, los avances significativos para las mujeres no se detienen en el ámbito educativo. En términos generales la brecha en la esperanza de vida también se ha ampliado en favor de las mujeres y las proyecciones apuntan a que esto va a seguir mejorando.

En el mismo sentido, la esperanza de vida se encuentra influida por la tasa de mortalidad que de igual manera es inferior para las mujeres que para los hombres.

Uno de los datos más significativos que inciden en una baja tasa de mortalidad de las mujeres la podemos encontrar en el número de muertes violentas que es especialmente significativa para el caso de los hombres, principalmente el número de homicidios que tiene un aumento significativo desde el año 2021, producto de la crisis de seguridad que está atravesando actualmente el Ecuador.

A su vez estos datos van de la mano con el de las personas privadas de libertad en el que las mujeres llegan a representar apenas el 6% de este segmento poblacional.

A pesar de estos datos que demuestran el avance en calidad de vida y acceso de oportunidades para las mujeres aún quedan tareas pendientes por resolver en nuestro país.
Tareas pendientes.
A pesar de que en Ecuador las mujeres representan alrededor del 41% de la Población Económicamente Activa apenas representan el 33% de personas con un Empleo Adecuado.


Un primer paso para lograr una mayor participación y liderazgo de la mujer en el ámbito laboral es reconocer que al igual que los hombres ellas pueden desempeñarse en todas las actividades profesionales y económicas, ya sea de manera directa o a través de actividades de apoyo, como ocurre en sectores como el de la construcción o en las actividades de transporte y almacenamiento.

Si se observa por el tipo de actividad desarrollada o cargo ejecutado, son pocas las áreas donde hay una muy baja participación de las mujeres. Por citar unos ejemplos:

Las actividades de profesionales, científicos e intelectuales son donde se evidencia una mayor presencia de la mujer (54% de los puestos de empleo adecuado de esta categoría son ocupados por mujeres).
Actividades como las de ocupaciones militares, y las de operadores de instalaciones y maquinarias son los rubros con menor presencia de la mujer (participación de 6% y 6% respectivamente, a nivel nacional).
En la Tabla 3 se puede visualizar que en el área urbana existe una diferencia de salarios que resulta favorable para las mujeres.

Sin embargo, es importante reconocer que hay actividades en las que aún existen oportunidades de mejora, por ejemplo, entre técnicos y profesionales de nivel medio (-10%), los trabajadores de los servicios y vendedores de comercio (-18%), así como en los operadores de instalaciones y máquinas y ensambladores (-13%).
Por un Ecuador más igualitario
En Ecuador, se han logrado importantes avances en la superación de obstáculos normativos y culturales que han facilitado una mayor participación de las mujeres en las diversas actividades económicas y sociales de la vida cotidiana. No obstante, persisten numerosos ámbitos en los que aún es imprescindible trabajar para alcanzar una mayor igualdad. Existen desafíos transversales que nos afectan a todos los ecuatorianos —como la crisis energética, la inseguridad y la situación económica—, cuya resolución requiere eliminar los obstáculos que dificultan la participación de la iniciativa privada, capaz de generar más y mejores oportunidades para todos.
Que marzo no sea simplemente una fecha en el calendario, sino un momento de reflexión y análisis sobre estos progresos, así como un compromiso renovado para abordar las tareas pendientes. Cada paso dado —cada ley aprobada, cada escuela inaugurada, cada voz que se hace escuchar— constituye un ladrillo más en la construcción de esta tarea. Mirar hacia atrás nos demuestra que el cambio es posible; mirar hacia adelante nos exige no detenernos. Que este tiempo se convierta, para todas las mujeres ecuatorianas, en un faro de esperanza y una invitación a seguir edificando, con manos firmes y corazones decididos, un futuro donde la igualdad deje de ser una promesa para convertirse en una realidad cotidiana.