Por: McKinsey Explainers
El rol del CEO ha sido siempre desafiante, pero hoy, en un mundo donde las industrias se transforman a una velocidad sin precedentes, liderar una compañía no solo exige visión estratégica: demanda audacia, resiliencia emocional y una profunda conexión con la organización.
Según McKinsey, lo que define a un CEO excepcional no es solo su capacidad de generar resultados, sino su habilidad de alinear talento, propósito y cultura para convertir organizaciones promedio en referentes globales. Aquí te presentamos los pilares que sustentan ese éxito.
- ¿Por qué tan pocos llegan?
Ser CEO de una empresa Fortune 500 es más improbable que escalar el Everest o ser alcanzado por un rayo. Aun así, miles lo intentan. ¿Qué marca la diferencia? Para empezar, tener motivaciones auténticas. Si la ambición se basa solo en el ego o el estatus, el camino será corto. En cambio, quienes son guiados por un propósito transformador tienen más probabilidades de resistir y sobresalir.
Otros consejos clave incluyen desarrollar una perspectiva elevada sin descuidar resultados, cultivar humildad real (sí, aunque tengas corner office) y prepararte intensamente para cada etapa del proceso de selección, sin perder autenticidad.
- De promedio a sobresaliente: cómo romper el molde
Transformar una empresa no es para cualquiera. Solo 1 de cada 12 compañías logra pasar del promedio al top 20 %. Pero hay patrones que se repiten entre quienes lo logran:
Reformular qué significa ganar. Los mejores CEOs no buscan ser los #1 de su industria; buscan estar en el top global, sin importar el sector.
Tomar decisiones audaces desde el inicio. Tres movimientos arriesgados en los primeros años multiplican por seis la probabilidad de éxito excepcional.
Reasignar recursos constantemente. Las empresas que reubican más del 50 % de su capital entre unidades cada década generan un 50 % más de valor que aquellas que no lo hacen.
- Diseño organizacional: talento, cultura y agilidad
Un buen CEO entiende que el valor se crea alineando el talento correcto con los roles que más impactan. Y si hay bajo desempeño en puestos clave, actúa rápido. En cuanto a cultura, los mejores no solo miden la satisfacción del empleado: miden todo lo que impacta el rendimiento. Y se enfocan en un aspecto cultural con el mayor potencial de cambio.
Para aumentar la agilidad sin perder estabilidad, los CEOs exitosos diseñan estructuras organizacionales que combinan elementos fijos con componentes adaptativos. La clave: equilibrio entre velocidad y solidez.
- El CEO no lidera solo: su equipo, el directorio y los stakeholders
Un CEO exitoso reorganiza su equipo sin miedo a decisiones difíciles, construye procesos de gestión coherentes y combate sesgos con diversidad e inteligencia colectiva. Además:
Con el directorio: genera relaciones de confianza más allá de las reuniones y promueve un enfoque prospectivo, no reactivo.
Con el entorno: articula un propósito social claro, prioriza interacciones externas y se prepara para crisis antes de que lleguen.
- ¿Y el CEO? Cómo no agotarse en el intento
El rendimiento del CEO está íntimamente ligado a su energía. Quienes triunfan establecen un entorno que protege su tiempo y vitalidad. Cuentan con asistentes ejecutivos eficientes, jefes de staff estratégicos y una agenda clara de prioridades.
También cuidan su autenticidad. No se esconden detrás de un rol, sino que integran quiénes son con lo que hacen. Y, quizás lo más importante, se rodean de personas que puedan decirles la verdad, incluso la incómoda. Reconocen que su cargo es temporal y que su valor no se agota en un título.
- La audacia como diferenciador
Si un CEO no actúa con valentía en su primer año, difícilmente moverá la aguja después. La audacia no significa tomar riesgos locos, sino pensar diferente sobre lo que está bajo su control y transformar limitaciones en oportunidades. El liderazgo audaz redefine industrias.
- Cómo evitar la complacencia después del éxito
Después de un buen arranque, muchos CEOs bajan la guardia. El riesgo de estancarse es real. Para evitarlo:
- Sigue aprendiendo.
- Analiza tu organización como si fueras externo.
- Redefine la próxima curva de crecimiento (S-curve).
- Futuriza tu empresa, incluyendo planes de sucesión.
Conclusión: el CEO del futuro
Ser CEO ya no es solo ser el estratega o el vocero. Es ser arquitecto del propósito, curador de la cultura, embajador ante la sociedad y motor del cambio. En tiempos de disrupción, liderar con audacia, humanidad y perspectiva es lo que diferencia al jefe del verdadero líder.