Por: Rossana Viteri
Directora País
Plan Internacional Ecuador

El acceso limitado a la tecnología, el apoyo insuficiente de las escuelas y colegios, y las restricciones del espacio físico para estudiar en casa son las principales dificultades que enfrentan las niñas y mujeres jóvenes al aprender desde sus hogares. En el estudio, Vidas Detenidas 2, las niñas explican en sus palabras sobre sus retos. Emili, una niña ecuatoriana de 17 años mencionó que:

Lo más difícil es la falta de internet, solía ​​usar el internet del vecino, pero no sé qué pasó, nos cortó incluso cuando mi madre estaba ayudando para pagar el costo”.

Y es que en Ecuador 61.7% de los hogares tiene acceso al internet, y en las zonas rurales, solo 3 de cada 10[1]. Por otra parte, el sistema educativo no cuenta con recursos pedagógicos apropiados ni personal capacitado para la educación virtual.

Las estudiantes también citaron la falta de dinero para los datos, los teléfonos móviles y otros costos relacionados con el aprendizaje en línea, y el hecho de no tener a nadie que les ayude a explicar las lecciones o los conceptos, como obstáculos frecuentes para el aprendizaje.

El impacto de la pandemia sobre los ingresos y la economía familiar es considerable lo que, a su vez, contribuyó a la ansiedad y el estrés que muchas experimentaron. En muchos casos el principal proveedor de la familia había perdido su empleo o había reducido sus horas de trabajo.

“Creo que afectó a todas las familias, también me afectó a mí porque despidieron a mi hermana de su empleo y ella también era un apoyo fundamental para la familia; mi padre también dejó de trabajar y desde entonces no han trabajado”, mencionó Shaza, una joven ecuatoriana de 17 años.

La soledad y las responsabilidades domésticas también  interfieren en la capacidad de las chicas para seguir el ritmo de la educación a distancia mientras las escuelas y los colegios permanecen cerrados. Quienes siguen estudiando demandan mejoras sustanciales en cuanto a calidad de la educación virtual porque 6 de cada 10 señalan que están aprendiendo menos.

El estudio encontró que 19% de las niñas creen que el COVID-19 las obligará a dejar de lado temporalmente su educación, mientras que el 7% teme tener que abandonar la escuela por completo. En Ecuador tenemos datos de  que 90 000 niñas, niños y adolescentes han tenido que abandonar sus estudios[2], pero podrían ser más.

Tener que dejar de estudiar ha afectado de manera diferenciada, y más profunda, la vida de las niñas y las mujeres jóvenes porque, además de ya no tener acceso a la herramienta fundamental para alcanzar su autonomía social y económica, tienen menos posibilidad de mantener sus redes de apoyo y la comunicación con el mundo fuera de casa. Estar aisladas incrementa de manera significativa el riesgo a ser violentadas y disminuye sus posibilidades de buscar auxilio.

El futuro de las niñas y las jóvenes en nuestro país está en riesgo, y las políticas gubernamentales deben reconocerlo mientras salimos de la pandemia y nos adaptamos a una nueva normalidad, escuchando las preocupaciones que han planteado.

El estudio halló que la interrupción considerable en la educación de las niñas y mujeres jóvenes durante el último año, combinada con el miedo al virus en sí y la necesidad de adaptarse a las medidas de confinamiento, ha afectado su salud mental. El 80% de encuestadas mencionó haber experimentado episodios de ansiedad.

“Apenas como, hay días en los que me siento como si estuviera bajo presión, no sé cómo explicarlo, pero es una tristeza muy grande, muy fuerte”, expresa Ana, una joven de 16 años de Nicaragua.

Desde Plan International instamos a los gobiernos de todo el mundo a financiar y permitir un regreso seguro a la escuela para todos las alumnas y alumnos, reconociendo que las niñas corren un mayor riesgo de abandonar la escuela de forma permanente.  Además, es importante que se mejore la formación tanto de docentes como de estudiantes en el uso de la tecnología, para mejorar la calidad del aprendizaje.

 Esto incluye la planificación para futuros cierres, identificando a las alumnas y alumnos más necesitados de apoyo e invirtiendo en métodos de alta y baja tecnología, como la radio, la televisión y el aprendizaje en línea, así como la distribución de kits escolares con planes de estudio, material de papelería y bolígrafos.

 En Plan International Ecuador estamos convencidos de que cuando ellas aprenden, pueden decidir, liderar y prosperar, y junto a ellas, las personas que las rodean. Con esta convicción, lanzamos nuestra campaña a nivel regional “Creemos en las Niñas”, enfocada en visibilizar las situaciones que las niñas están enfrentando y el poder que tienen para lograr sus metas, con ayuda de toda la sociedad.

Llevamos adelante un proyecto de becas educativas desde hace seis años para que las niñas y mujeres de los sectores más empobrecidos estudien. Sabemos que las mujeres con un nivel más alto de educación tienen mayores oportunidades en el mercado laboral, lo que puede ayudar a sacar de la pobreza a sus familias, comunidades y a aportar significativamente al desarrollo de nuestro país. Hacemos un llamado para invertir en el futuro de las niñas, para que tengan una educación de calidad y ayudarlas a cumplir sus planes de vida

 

[1] Encuesta Nacional Multipropósito de Hogares 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Censo

[2] https://www.unicef.org/ecuador/comunicados-prensa/los-ni%C3%B1os-no-pueden-seguir-sin-ir-la-escuela-afirma-unicef