Por: Juan Rivadeneira Frisch
Director Senior de asuntos públicos en LLYC Ecuador
Con una economía en crisis, división política y altas expectativas ciudadanas, Guillermo Lasso marca un nuevo camino para Ecuador.
Restan pocos días para que el mandato del Presidente Lenín Moreno termine. En un país con el grado de inestabilidad política como Ecuador, resulta un mérito concluir un periodo presidencial completo. Moreno inició su administración de la mano del correísmo y tuvo una serie de “golpes de timón” en el camino, que derivaron en una transición del modelo económico, político y democrático, que el ex Presidente Rafael Correa promovió por diez años.
Este proceso de transición de Moreno, tuvo varias particularidades. En lo económico, pasó de un enfoque en que privilegiaba el papel del Estado hacia un modelo ortodoxo y hasta logró dos acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI); en lo político, condujo sus decisiones con criterios de la democracia liberal como la división de poderes y el pluralismo, mientras que; en materia de libertades, fue mucho más abierto a opiniones contrarias a la suya.
El 11 de abril pasado, luego de una primera vuelta desgastante y con un resultado no tan auspicioso, Guillermo Lasso remontó significativamente sus posibilidades mediante la apertura de su mensaje a una porción más amplia de electores y aprovechó del sentimiento anti-correísta, para llevarse la victoria, en segunda vuelta, con un amplio margen de cinco puntos.
Con el propósito de presentar una mirada al futuro del gobierno de Lasso que se instalará el 24 de mayo próximo, a continuación se presentan cinco retos que enfrentará su mandato.
RETO 1. UNA TRANSICIÓN EFICIENTE.
Desde el día de la victoria, Lasso y su equipo trabajan en un proceso de transición que ha incluido: reuniones de “empalme” con el gobierno saliente, presentación de su gabinete social, afinamiento del plan de vacunación y anuncios económicos de arranque.
El gran reto de la nueva administración será usar con eficiencia su tiempo como “gobierno electo” para fortalecer sus planes de gestión, ya que cuando sea “gobierno en funciones” comenzarán a recibir demandas de distintos grupos sociales con altas expectativas. En definitiva, todo lo que pueda fortalecer a la administración entrante, debería ser prioritario en esta etapa.
RETO 2. EL PLAN NACIONAL DE VACUNACIÓN.
El gobierno actual ha dejado mucho que desear en cuanto al proceso de vacunación. Además de los escándalos y negligencias que derivaron en la renuncia de varios ministros de Salud, en la imagen pública se ha percibido escaso orden y planificación del proceso. Además, el acceso limitado a vacunas, genera impaciencia en la ciudadanía.
Para el nuevo gobierno, el reto estará en “marcar la cancha” de entrada con un plan de vacunación que destaque sobre el actual. La organización del proceso, gestión de las inoculaciones (acceso y vacunación) y la comunicación de los avances, serán capitales para generar un contraste positivo y recuperar la credibilidad ciudadana en el proceso.
RETO 3. CONDUCIR A LA ECONOMÍA EN LA SENDA DE LA RECUPERACIÓN.
El año 2020 cerró con un -7,8% de decrecimiento de la economía ecuatoriana, con cerca de 650,000 personas quienes perdieron su empleo formal y con aumento de cerca de 7% en la pobreza (alcanzando el 32.7%). El FMI proyecta un crecimiento de 2.5% de la economía para 2021, lo que todavía no permite alcanzar los niveles pre pandemia.
En ese sentido, el presidente Lasso apuesta por un “shock de inversión” por medio de la promoción de la misma y la generación de incentivos para lograrla. Si bien el indicador de riesgo país se redujo significativamente luego de la elección de abril, restan algunas condiciones -como la seguridad jurídica- que los inversionistas esperarían presenciar, para así volcarse con capitales en montos importantes.
RETO 4. ASEGURAR UN ESCENARIO DE GOBERNABILIDAD.
La elección parlamentaria dibujó un escenario en que ningún partido político por sí solo pueda gozar de una mayoría. Es por ello que UNES (correísmo) contará con 49 escaños, Pachakutik (movimiento indígena) con 27, Partido Social Cristiano con 17, Izquierda Democrática con 18 y CREO con 12. Es decir, podrían existir más coincidencias entre tendencias políticas de izquierda con agendas distintas a las del nuevo oficialismo.
Por ello, el nuevo gobierno podría procurarse una primera mayoría para aprobar reformas con incentivos a la producción (las que podría tener menos oposición) y luego entraría en un proceso de constante negociación para impulsar sus reformas o bloquear iniciativas que puedan afectar su agenda política. Lasso y sus operadores deberían apuntar a un escenario de convivencia con el Legislativo a fin de no verse afectados por el potencial obstruccionismo.
RETO 5. MANEJAR LAS EXPECTATIVAS CIUDADANAS.
El resultado de una alta polarización y la crisis económica, ha derivado en un aumento significativo de las expectativas ciudadanas. Los indicadores sociales en rojo que ha dejado la pandemia (y que siguen profundizándose) muestran que un millón de ecuatorianos de la clase media han caído en condición de vulnerabilidad, entre 2019 y 2020. Además, con un nivel de informalidad y desempleo que afectan a siete de cada diez ecuatorianos, la necesidad de generar empleos es imperiosa.
En esta línea, el presidente Lasso deberá encontrar un camino para sortear una realidad compleja, ya que los tiempos de la economía y de la política usualmente no son tan rápidos como los tiempos de las necesidades de los ciudadanos. Por ello, una narrativa que apunte a la pedagogía del proceso de cambio -mientras se resuelve la crisis- será determinante.
EN CONCLUSIÓN.
La mayoría de ecuatorianos apostaron por un nuevo modelo que busca mayor apertura en lo económico y político. Resultará de mucho interés para el análisis, los senderos que el nuevo gobierno tome a fin de conseguir sus objetivos y así pueda asegurar su viabilidad.