Los Salame

Inmigrantes extranjeros no solo llegaron a Guayaquil, también a otras ciudades costeñas: Manta, Montecristi, Bahía y Chone. En esta última echó raíces Domingo Salame Toumen, fines del siglo XIX, con grandes ilusiones de comenzar una nueva vida y mejorar las condiciones que tuvo en Belén, Palestina.

Comenzó siendo profesor de escuela y colegio, gradualmente fue prosperando hasta establecer la primera fábrica de hielo en Manabí y una fuente de soda donde vendía bebidas frías con hielo granizado. Se casó con Rosa Hidrovo nacida en la misma ciudad y procrearon a José, Domingo y Adolfo.

Ellos estudiaron en la Escuela “Juan Montalvo”. En una nota periodística conmemorativa del centenario de fundación al listar los nombres de quienes habían estudiado se lee “…empresarios visionarios como Ariosto Andrade, José y Domingo Salame Hidrovo…” Con la muerte del padre, los hijos no terminaron la secundaria; Domingo llegó hasta el cuarto año, y se dedicaron a trabajar.

Esta es la historia de Domingo y José, dos jóvenes que dejaron su terruño y viajaron a Guayaquil; habían notado que Chone y Bahía de Caráquez eran pequeños mercados por lo que su futuro estaba en el principal puerto del país. Es la historia de dos empresarios que, con muy poco capital, pero enorme capacidad de trabajo, iniciaron negocios que con el pasar del tiempo se ubicaron entre los más importantes de la ciudad.

Domingo

El primer trabajo de Domingo en Guayaquil fue en un almacén de venta de artículos para el hogar administrado por Félix Salame Córdova, su primo; este había llegado de Lima donde estaba la empresa matriz de propiedad de Jorge Salame Córdova. Como vendedor, Domingo no sintió llenadas sus expectativas y decidió irse a Argentina considerada en su época dorada, una de las diez economías más grandes del mundo y donde tenía más oportunidades para aprender.

Después de vivir dos años en Buenas Aires, regreso a Guayaquil, 1943, para fundar un negocio único en el medio, Créditos Económicos de Domingo Salame, con capital de $50.000. En palabra suyas, “Comencé un negocio sin tener capital y vendí a crédito sin tener mercadería”. Su equipo de trabajo se limitó a una secretaria y un conserje.

A un grupo de almacenes previamente seleccionados: Queirolo, Negocios Unidos S.A., Botica Internacional, E. Antón e Hijo & Cía., Comercial Hispano Ecuatoriana, Nacer & Cía. y otros propuso que emitiría órdenes de compras en favor de los almacenes ya su vez otorgaría crédito a los compradores, hasta 12 meses plazo, garantizando por letras que Domingo descontaría en los bancos para cancelar la mercadería.

Tan pronto los almacenes aceptaron la propuesta y firmaron los contratos, él inició una agresiva campaña publicitaria en la prensa, invitando a los potenciales clientes a concurrir a Créditos Económicos para retirar las órdenes de compra de 10, 20, 50 y 100 sucres.

Los créditos se concedieron en compras de 300 a 1.000 sucres. Domingo fue uno de los pioneros en la venta a crédito de electrodomésticos y artículos para el hogar. Por aquella época se desconocía el crédito comercial en artículos de menor cuantía, solo en automóviles y bienes de consumo de alto precio. La campaña publicitaria fue favorable y siguió durante los años cuarenta; se convirtió en la empresa comercial de mayor gasto publicitario.

La forma de venta original y el servicio que llenó un vacío entre los consumidores hicieron un éxito del negocio de Domingo, pero muy sacrificado; él recordaba que su trabajo fue extenuante, mientras su empresa crecía “No tuve día de descanso, trabajé hasta la madrugada”. Con el transcurso del tiempo, se incorporaron nuevos almacenes al sistema de venta a crédito; a 1945, más de 40 empresas formaron parte del acuerdo.

Por 1947, Domingo abrió su propio almacén de exhibición y venta y comenzó a importar mercadería que no existía en otras casas comerciales de Guayaquil. Así inició un negocio que con el transcurso de los decenios creció en líneas de productos y puntos de venta. El primer slogan fue “Solicítenos un crédito y compre a precios de contado”.

Entre los primeros artículos importados estaban: extractor de jugo, cubiertos de acero inoxidable, somieres y camas de la prestigiosa marca Simmons, congeladora eléctrica, radios Sonora cuyo slogan era “Claro como el sonido de una campana” y las rocolas con el lema “Gane más dinero atrayendo mayor clientela a su negocio”. Domingo fue experto en el arte del mercadeo. Cada uno de los anuncios llevó un claro e impactante mensaje.

En una ocasión, frente a una considerable baja de las reservas internacionales del país, al establecimiento de cuotas de importación de bienes indispensables y prohibición de aquellos que se consideraban suntuarios, Domingo tuvo que importar y vender instrumental médico para poder sobrevivir. Con el pasar de las décadas, Domingo fue incorporando nuevas líneas, como Admiral, por ser línea de varios productos; creó el departamento de servicios.

A inicios de los sesenta, Domingo modificó la razón social a Créditos Económicos S.A. El local que arrendaba había quedado pequeño, compró un terreno donde construyó un imponente, amplio, moderno y funcional edificio con tres plantas de exhibición. Se mudó en 1967.

A fines de los setenta, con la ayuda de su hijo, Juan Carlos Salame Hoppe, comenzó la sistematización de los procesos administrativos y continuó hasta tener computarizados todos los departamentos. A 1982, debido a la crisis económica en Ecuador, hubo escasez de dólares de importación y elevados aranceles y Domingo comenzó a importar productos de bajos aranceles y ofrecían atractivos productos. Uno de ellos fue la línea de equipo de gimnasia Marcy y Wilson. Coincidía que había una corriente mundial recomendando el ejercicio para mantener la salud física y mental.

La demanda de equipos creció en forma explosiva. Con el seguimiento de los centros comerciales en Guayaquil, Quito y otras partes del país, Domingo y Juan Carlos, abrieron sucursales y en 1997 se estableció Créditos Económicos The Gallery USA Inc., en Queens, New York, EE. UU. Como el número de ecuatorianos en el Gran New York era muy grande, Juan Carlos consideró conveniente para los inmigrantes tener un sitio donde ver, escoger y pagar productos que deseaban regalar a sus familiares en Ecuador. La sala de exhibición estaba en la calle Roosevelt, en Queens. Créditos económicos entregaba en destino lo seleccionado.

Para Juan Carlos el éxito de su padre se debió a ser: trabajador, persistente, creativo, justo, honesto, responsable, enfocado en satisfacer al cliente y decirle siempre la verdad, buen amigo y con excelentes relaciones humanas. Él piensa que en la actualidad lo que contribuye al triunfo empresarial en el mundo de los negocios no ha cambiado. Pocas son las empresas que tienen más de 70 años de vida, especialmente en Ecuador, donde las crisis económicas son frecuentes, así como las reformas laborales y tributarias.

José

José, hermano mayor, a diferencia de Domingo, vivió más años en Manabí, llegando a establecer “Droguería Caráquez”, en 1938 para vender al mayor y menor, productos químicos, farmacéuticos y cosméticos. Allí desarrolló sus primeros productos: “Mentol Chino” con el slogan frotando alivia, “Menticol”, El aire acondicionado del pueblo; ungüento “Kurador” para granitos y salpullido, Kura los granitos y “Nodor”, El desodorante que no mancha la ropa. Otros productos fueron los talcos “Rico” y “Dos flores”. José logró crear y posicionar una variedad de marcas y productos líderes como ninguna otra empresa.

Fue pionero en la fabricación y comercialización de los de cuidado personal y aseo del hogar. Trabajó en su droguería durante 18 años hasta que decidió ir a Guayaquil para instalar un laboratorio dejando encargada la droguería a su asistente. Siguió el ejemplo de su hermano Domingo, ir a un mercado más grande para lograr mayores ventas.

En 1995 constituyó Droguería Caráquez y Laboratorio Farmacéutico industrial S.A. (DROCARAS) con 100.000 sucres de capital para la elaboración de productos farmacéuticos y otros. A mayo de 1956 arrancó la producción; sus productos ya eran conocidos y se vendían a nivel nacional. La empresa comenzó en un local de 525 metros cuadrados en la calle Rocafuerte, donde elaborada, preparada, envasada y empacada.

Para 1959, el negocio progresaba; capital, reservar y utilidades sumaban 521.000 sucres, cantidad que para 1962 había aumentado a 683.000 y la empresa tenía 30 empleados: 17 obreros, 3 técnicos y 10 personas en administración, ventas y bodega. La estructura de organización incluía: gerencia general, imprenta, importaciones y compras, contabilidad, ventas y laboratorio (producción).

Las ventas de 1962 superaban 1,300.000 sucres; había nuevos productos; agua de colonia y brillantina, pero el “Mentol Chino” continuaba siendo líder entre las marcas, por muchos años representó 90% total de las ventas. Los activos totales de la empresa sumaban más de 2,500.000 sucres, la mayoría de las utilidades no se habían distribuido, quedaron en el negocio para capital de trabajo.

La deuda bancaria y a proveedores no equivalía a más de 30% del patrimonio. José era muy conservador en cuanto a endeudamiento, debió ser uno de los factores de su extraordinario éxito. José creó la Caravana Drocaras, valiosa herramienta de mercadeo fue una forma original y efectiva de publicitar las marcas en las zonas rurales y urbanas con artistas populares.

Con el aumento constante de las ventas, el local donde operaban fue insuficiente, debiendo trasladarse a la nueva planta en la zona de Mapasingue en la vía a Daule. Se construyó sobre un terreno que debió tener más de 5.000 metros cuadrados. En 1995 Drocaras decidió vender las marcas líderes a Colgate Palmolive, corporación transnacional estadounidense. Para esa fecha dos generaciones de ecuatorianos habían usado los productos de “Drocaras”; como lo mencionó una nota periodística, formaban parte de la idiosincrasia ecuatoriana.

“Drocaras” modificó su estrategia: impulsar el resto de las marcas y usar su extensa experiencia para producir para terceros con producción de marcas privadas, sirviendo a multinacionales, cadenas de supermercados, distribuidores y muchas otras importantes empresas. Las restricciones impuestas a las importaciones por el Gobierno han ayudado al crecimiento de las ventas de Drocaras que incluye lavaplatos y desinfectante, además de jabones. Aproximadamente, 50% de las ventas corresponden a fabricados a terceros y el saldo a sus propias marcas.

La razón social fue modificada a Drocaras Industria y Representaciones S.A. y la nueva planta se encuentra en la vía Durán – Yaguachi. Esta empresa ha logrado superar los obstáculos que hay en Ecuador y salir adelante. Los hermanos José y Domingo Salame Hidrovo fueron indiscutibles visionarios.