Por: Paola Vásquez
Especialista Ambiental CEER
Una de las consecuencias de la actual pandemia de COVID-19 para América Latina y el mundo ha sido el reconsiderar los actuales modelos económicos, ambientales y sociales que hasta hoy se han mantenido. El actual modelo lineal de producción y consumo, basado en el uso y el descarte, está afectando gravemente a las cadenas de suministro globales. Por otro lado, han establecido un referente importante en la sociedad, al hacernos dependientes los flujos de materiales y bienes.
En ese sentido, la pandemia ha representado una oportunidad para los países, para desarrollar e implementar medidas de recuperación que reviertan las tendencias actuales y cambien los patrones de consumo y producción hacia un futuro más sostenible (ONU, 2020).
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), “el consumo y la producción sostenibles consisten en promover la eficiencia energética y de los recursos, la infraestructura sostenible y proporcionar acceso a servicios básicos, empleos verdes y decentes y una mejor calidad de vida para todos”. El ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) 12, en su meta 12.1, establece un referente a mediano plazo para la implementación de una hoja de ruta hacia el consumo y producción sostenible en el mundo. Para el año 2021, los avances en cuanto a la implementación de esta meta se ven reflejados en la siguiente ilustración:
Ecuador está caminando hacia esta transición. La carta magna de nuestro país establece un marco propicio hacia el desarrollo sostenible, al mismo tiempo que garantiza el derecho a vivir en un ambiente sano “Sumak kawsay”, considerando a la naturaleza como sujeto de derechos.
Los principios ambientales establecidos en el Código Orgánico Del Ambiente constituyen los “fundamentos conceptuales para todas las decisiones y actividades públicas o privadas de las personas, comunas, comunidades, pueblos, nacionalidades y colectivos, en relación con la conservación, uso y manejo sostenible del ambiente” (CODA, 2017).Como política de estado se encuentra el “promover el desarrollo y uso de tecnologías ambientalmente limpias y de energías alternativas no contaminantes y de bajo impacto”, a través de lineamientos para el fomento, coordinación e implementación de nuevos patrones de consumo y producción sostenible en el Ecuador.
Además, en los últimos años, se ha fortalecido el marco normativo nacional con múltiples esfuerzos del sector público y privado, gracias a la publicación del Libro Blanco de Economía Circular del Ecuador y la Estrategia Nacional de Economía Circular. El actual gobierno, a través de sus ejes de desarrollo, ha buscado una transición ecológica que promueva una economía productiva, inclusiva y sostenible.
Consumo sostenible en el Ecuador
El informe Future Consumer Index: Deconstruyendo al consumidor postcovid publicado en marzo de 2022 por la firma Ernst & Young, indica que el 56% de los consumidores a nivel mundial prestará más atención al impacto ambiental de lo que compra en la etapa de post-pandemia (EY, 2021).
En los últimos cinco años se registró un aumento del 71% del número de personas que buscan productos sostenibles; un crecimiento del 65% de gente que en Twitter menciona preocupación por la naturaleza; una subida del 16% en las búsquedas de Google, con mayor incremento en Asia y América Latina; y un avance del 13% en la cobertura de noticias en mercados emergentes (WWF, 2021).
En ese sentido, los consumidores representan un agente de cambio, gracias a la nueva demanda de productos y servicios sostenibles; las nuevas generaciones están dispuestas a pagar por productos de comercio justo, ambientalmente responsable, lo que representa una ventaja para las empresas alineadas a estas tendencias, y una desventaja para las empresas que continúan manejando mecanismos de producción lineal.
Según una investigación realizada por GlobalWebindex, 6 de cada 10 millennials (de 22 a 35 años) están dispuestos a pagar más por
productos orgánicos y sostenibles, seguidos por el 58% de la Generación Z (de 16 a 21 años). Casi la mitad (46%) de los Baby Boomers (de 55 a 64 años) apoyan un mayor gasto en productos más ecológicos. Por otro lado, el estudio Consumer Trends 2022 de Samy Alliance argumenta que, para 2026, el 60% de los millennials y la generación Z preferirán hacer compras en redes sociales (eCommerce) antes que en plataformas de comercio electrónico tradicionales.
De acuerdo al Estudio Global del Consumidor, el 85% de los consumidores dejarán de comprar sus productos preferidos si no concuerdan con las decisiones sociales, políticas y/o éticas de la marca. Adicionalmente, los resultados obtenidos a partir de la encuesta desarrollada en el estudio muestran:
Datos de la encuestadora IPSOS muestran que los hábitos de consumo de los ecuatorianos han cambiado, principalmente por dos razones:
El 74% de los ecuatorianos cambió de marca debido a la crisis sanitaria, enfocándose en criterios de disponibilidad, precio y demanda del producto. Se ha sugerido que las personas tienden a poseer cosas más pequeñas, eligen productos que duran más y prefieren productos locales (IPSOS, 2020). Por otro lado, según un reciente estudio realizado por una ONG, muestra que el 34% de los ecuatorianos se consideran muy responsables o conscientes en su consumo.
Experiencia del Centro Ecuatoriano de Eficiencia de Recursos
El CEER apoya activamente al sector industrial y empresarial hacia una transición baja en carbono, sostenible y sustentable, a través del asesoramiento e implementación de medidas y estrategias de eficiencia energética, producción más limpia y economía circular. Dentro de nuestros servicios ofrecemos:
- Finanzas Sostenibles: Evaluación, diseño e implementación de SARAS; Desarrollo de debidas diligencias bajo normativa IFC; Diseños de productos financieros sostenibles.
- Gestión Ambiental: Producción más Limpia, Huella Hídrica, Huella de Carbono, Incentivos Tributarios, Certificación Punto Verde.
- Eficiencia Energética: Auditoría Energética, Medición y Monitoreo, Gestión Energética por Indicadores, ISO 50001
- Capacitaciones: Desarrollamos planes de capacitación personalizados con profesionales técnicos nacionales e internacionales con alta experiencia en temas ambientales como: economía circular, sostenibilidad, uso eficiente de recursos producción más limpia, entre otros.
“Es fundamental generar un cambio hacia una cultura circular a largo plazo que priorice la preservación de los recursos, y, a la vez, mantenga un equilibro entre el desarrollo, la gobernanza y la sostenibilidad”.