Por: Lourdes Serrano y Melissa Nebot
Manager Director y Business Manager de Girls in Tech Ecuador
La respuesta depende de nosotros. La 4ta revolución industrial o la revolución digital ya está aquí, no es algo lejano que pasará a futuro, está pasando hoy. El uso acelerado de la tecnología ha llevado al mercado a crear nuevas profesiones y puestos de trabajo. Varios estudios aseguran que para el 2025 habrá 133 millones de nuevas oportunidades laborales.
El temor es que también se perderán cientos de miles de trabajos debido a la automatización. Y el desafío no está sólo en lograr que se creen más puestos de trabajo de los que se pierdan, lo cual es probable que se dé. Lo verderamente desafiante es tener una población preparada y lista para ocupar esos nuevos puestos de trabajo.
Esto nos lleva a preguntarnos si estamos realmente educando y formando a los jóvenes para resolver los problemas de hoy y del futuro, si estamos dándoles sobretodo, las habilidaades blandas que les permitan adaptarse al cambio, un cambio constante y cada vez más rápido. Preguntarnos si estamos formando personas con una mentalidad para la innovación. Esto es responsabilidad no sólo de la academia, si no de todos.
En Girls in Tech Ecuador, la organización en la que trabajamos, creada en Silicon Valley, dedicada a educar niñas y mujeres en tecnología y con presencia en más de 50 ciudades del mundo, decimos que la tecnología no es una industria, es todas las industrias. Y es que es díficil pensar en una industria o profesión que no esté siendo transformada por la revolución digital. Nos preocupa sobretodo la brecha digital de género, ya que, por distintas barreras y estereotipos, las mujeres seguimos siendo minoría en carreras y trabajos de STEM.
Hemos podido colaborar con varias instituciones, empresas privadas y academía, entre ellos el BID, Claro, Espol, Universidad Católica, IBM, Microsoft, entre otros actores, con quienes compartimos el compromiso de educar para el empleo. Y estamos seguras que trabajando en equipo podemos hacer que la tecnología no sea una amenaza, sino una gran oportunidad. Pero si queremos ver cambios a mayor escala, necesitamos más actores trabajando con el mismo objetivo y que se cumplan otros factores.
Como lo explicó Jason Pontin, quien fue editor del MIT Technology Review, es cierto que la tecnología puede resolver muchos problemas sociales, pero para lograrlo deben darse estos factores: voluntad política, apoyo de las instituciones y organizaciones y finalmente entender bien cuál es el problema. Nosotros agregaríamos el estar dispuestos a invertir dinero y tiempo, ya que resolver problemas sociales no siempre es rentable a corto plazo, pero es lo correcto.
Quizás lo que nos hace falta, es enamorarnos de problemas más grandes, apostar por soluciones creativas y disruptivas, y estar abiertos a equivocarnos las veces que sean necesarias, sin perder la convicción de que podemos resolverlos.