Por: Katherine Gaibor
kgaibor@industrias.ec

En su opinión, ¿por qué es necesario, en una economía como la de Ecuador, procurar el desarrollo de inversiones?

Existen diversos factores económicos y socioeconómicos que definen la importancia de fomentar la llegada y desarrollo de nuevas inversiones.

Por un lado, debe reconocerse que actualmente vivimos en un mundo globalizado, donde predomina el libre aperturismo, y aquellos países que buscan ser parte de este escenario requieren mejorar constantemente sus niveles de competitividad y productividad, o por lo menos mantenerse lo suficientemente alineados con los niveles existentes en el mercado, y para lo cual se requiere realizar las inversiones necesarias en mejora de plantas, maquinaria y equipos y, por supuesto, en capacitación para el talento humano.

Por otro lado, la actividad productiva e industrial, en términos generales, experimenta actualmente una transición hacia un nuevo esquema productivo, denominado como Industria 4.0, caracterizado por entornos productivos hiperconectados, soportados en el uso de tecnologías que permiten una mayor integración de procesos y operaciones, que dan paso a su vez a cadenas productivas más amplias, e incluso, permiten una mayor interacción con los consumidores. La implementación de estas tecnologías demanda, nuevamente, inversión en adecuación de plantas, incorporación de nueva maquinaria y equipo, y una capacitación adecuada para el talento humano de todas las áreas de la empresa.

Considérese que en Ecuador es sencillo identificar sectores económicos que enfrentan serias problemáticas en lo que se refiere a competitividad, productividad y adopción de nuevas tecnologías, lo que se traduce no solo en menores ventas sino también en la pérdida de oportunidades de generar o desarrollar nuevos negocios. Algunas de estas problemáticas resultan transversales a la actividad productiva en general, como ocurre por ejemplo a nivel de la infraestructura logística disponible (carreteras, puertos, aeropuertos, bodegas y soluciones relacionadas), o en lo que se refiere a energía, donde no solo existe la problemática de una tarifa eléctrica alta para el país (considerando el potencial de generación hidroeléctrica existente) sino también la problemática de una subexplotación de los recursos disponibles, como ocurre por ejemplo con el gas natural o con la energía solar.

Respecto a la pérdida de oportunidades de negocio, es válido rescatar el ejemplo de lo que ha venido ocurriendo con la actividad camaronera durante las últimas 2 décadas, misma que logró posicionar al camarón como uno de los principales productos de exportación de Ecuador, cuya calidad es altamente apreciada a lo largo del mundo, y cuya expansión ha permitido el desarrollo de importantes inversiones, tanto de origen local como también extranjero, en lo que se refiere a cuidado y selección de larvas, elaboración de alimento balanceado, soluciones para una alimentación tecnificada y automatizada, control y mantenimiento automatizado de piscinas, e incluso soluciones de trazabilidad basadas en tecnologías blockchain. Sin las constantes inversiones realizadas a nivel del sector camaronero desde hace 20 años, difícilmente se habrían logrado los resultados que se observan hoy en día, y esto invita a pensar en cuáles otros sectores o productos podría estar ocurriendo lo mismo.

 Usted mencionó que existe una relación entre las inversiones y ciertas condiciones socioeconómicas ¿Cómo incide el desarrollo de nuevas inversiones en el bienestar social para un país como Ecuador?

Las inversiones generan impactos socioeconómicos positivos, directos e indirectos, tanto en el corto como en el largo plazo.

A corto plazo, la llegada de nuevas inversiones genera de manera directa la creación de nuevas plazas de empleo en lo que se relaciona puntualmente al desarrollo del proyecto en sí, como también genera plazas de empleo de manera indirecta en lo concerniente a los bienes y servicios que serán demandados o insumidos para la realización del proyecto. Lo anterior normalmente permite el desarrollo o fortalecimiento de ciertas cadenas de proveedores, especialmente cuando dichos proyectos se ejecutan en zonas geográficas no tradicionales.

A más de la generación de empleo, el desarrollo de nuevas inversiones facilita la transferencia de conocimiento y competencias, especialmente cuando dichos proyectos se ejecutan con apoyo de capitales extranjeros.

A largo plazo, el impacto socioeconómico generado por el desarrollo de nuevas inversiones se ve reflejado en el incremento del tamaño de las empresas y negocios, mismo que ocurre cuando una inversión ha sido debidamente planificada y ha sido concebida como una respuesta a una necesidad del mercado. Aquí se evidencia un círculo virtuoso, donde una mayor actividad productiva requiere la realización de nuevas inversiones, lo que se traduce en una mayor operatividad para proveedores y en la creación de nuevas plazas de empleo, siendo necesario mencionar incluso la mayor recaudación tributaria que se genera, producto de un mayor volumen de negocios y no de una mayor carga fiscal.

Debe considerarse también lo que ocurre en aquellas inversiones realizadas para temas de interés social y que pueden ejecutarse en modalidades de alianzas públicas-privadas, como pueden ser soluciones habitacionales, desarrollo de infraestructura para el sector de salud o educación, entre otras, las cuales evidentemente benefician a los habitantes de las zonas donde se desarrollan dichos proyectos.

 ¿Cuáles considera han sido los mayores obstáculos para el desarrollo de nuevas inversiones en Ecuador?

De cierta forma, ha sido un problema de poca confianza, mismo que se ha generado por varias razones, algunas de estas relacionadas con la percepción de los mercados. Debe reconocerse que los inversionistas, indistintamente de sus perfiles de riesgos, prefieren entornos que presenten condiciones tanto favorables como amigables al desarrollo de nuevas inversiones. Lo anterior se logra con un marco jurídico e institucional adecuado, pero también se requiere de un mensaje claro, pro inversión, por parte de las autoridades locales y nacionales.

Es sencillo mencionar diferentes áreas donde existen importantes oportunidades para el desarrollo de nuevos negocios, entre ellas, agrícola, pecuaria, acuícola, pesquera, logística, telecomunicaciones, comercialización y distribución, servicios financieros y soluciones para financiamiento, y la minería. Varios de los sectores antes mencionados representan amplias oportunidades de negocios, no solo en lo local, sino también en el ámbito exportador, como se ha visto recientemente, por ejemplo, para el caso de la pitahaya ecuatoriana y su acceso al mercado chino.

Actualmente el Gobierno nacional ha demostrado mensajes claros de apoyo al desarrollo de nuevas inversiones, y ha venido trabajando en una propuesta de reforma normativa que permita un mejor marco jurídico para el desarrollo de dichas inversiones. Pese a lo anterior, es válido señalar que se requiere también que haya una participación activa de la mayor cantidad de actores posibles, esto a través de espacios de diálogos donde se reflejen debidamente las necesidades de ciertos sectores, pero también donde puedan evaluarse las oportunidades que existen alrededor de dichas necesidades o en dichos sectores, como ocurre por ejemplo en el caso de la minería, sector que al día de hoy es uno de los que mayores oportunidades representa para el país, teniéndose en solo 5 proyectos mineros estratégicos (Loma Larga, Mirador, San Carlos Panantza, Río Blanco, y Fruta del Norte) una producción potencial conjunta que supera los USD 74.000 millones.

¿Cómo podría medirse el éxito en las acciones orientadas al fomento de nuevas inversiones?

En términos sencillos, a partir de los montos concretados de inversiones a realizarse tanto a corto como a largo plazo. Sin embargo, lo anterior suele desconocer los impactos indirectos que se generan por este tipo de acciones.

Puede tomarse como ejemplo lo que ha venido ocurriendo en el marco del Acuerdo Comercial entre Ecuador y la Unión Europea (incluyéndose Reino Unido), teniéndose que las exportaciones no petroleras de Ecuador hacia este bloque se incrementaron a razón de 6% por año entre 2017 y 2021, mientras que las importaciones lo hicieron a razón de 4% por año. En materia de inversión extranjera directa ocurre algo similar, teniéndose que estas pasaron de USD 140 millones en 2017, a un monto promedio de USD 385 millones por año entre 2018 y 2020. Pese a este buen resultado, cabe señalar que la llegada de inversiones desde el bloque de la Unión Europea ha mantenido un comportamiento errático, pudiéndose observar incluso que entre enero y septiembre de 2021 (últimas cifras disponibles) hubo una reducción de USD 301 millones respecto al mismo período de 2020.

Es importante establecer que los acuerdos comerciales no solo dan paso a la posibilidad de mayores ventas o compras, sino también que facilitan la cooperación conjunta para el desarrollo de inversiones, especialmente para aprovechar posibilidades de acumulación de origen. Por citar un ejemplo, en días recientes se informaba sobre el caso de una división de lápices Staedtler, mismos que llevan la inscripción “Hecho en Alemania, madera de Ecuador”, y que nacen de una cooperación entre el fabricante alemán y una empresa ecuatoriana para el desarrollo de plantaciones, con una inversión de aproximadamente USD 7 millones, que faciliten al fabricante alemán una materia prima renovable y de calidad.

Considero que el éxito inicialmente podrá medirse en la cantidad de espacios de diálogo y propuestas que se logren para fomentar el desarrollo de inversiones en Ecuador, propuestas que deben ir orientadas no solo hacia reformas normativas y facilitación de trámites, sino también en la construcción de portafolios y opciones de inversión, que generen mayores expectativas por parte de inversores nacionales y extranjeros.